Page 88 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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Pero a veces los sueños se nos atragantan, por pensar que todo es posible. ¿Será
todo posible? ¿Tú qué dices, mi buen Kidman y Kidman?
Cuando este tipo de dudas me asaltan regreso siempre al Tremendario de Saak
Nivlac y entre sus páginas encuentro muchas respuestas, y muchas preguntas
también:
Miles de soles se han perdido en el mar desde la tarde en que Benice preguntó:
—¿Cómo habremos de fabricar los paraguas si jamás hemos visto el agua ni
nada que la de tenga?
Julio, el inventor de la idea, se retiró a meditar sobre aquella pregunta siguiendo
la ruta de la mancha que había hecho caca sobre la cabeza del patriarca. El ave lo
condujo a un lugar llamado selva.
Nunca nadie se había ido. Todos los fantasmas estaban ahí desde la eternidad y
por eso el hueco que Julio dejó daba mucho miedo.
Al cabo de tres días regresó con la respuesta y con un pequeño hongo atrapado
en la mano (la respuesta y el hongo eran la misma cosa, pero al verlo llegar
nadie lo sabía).
—Copiaremos este hermoso diseño —dijo Julio, y entonces mostró el honguito a
los demás fantasmas. Enseguida sacó de su morral una pequeña nube negra y la
colocó sobre el hongo.
Al cabo de un rato comenzó a caer una diminuta lluvia y todos quedaron
fascinados. Entonces Julio pronunció dos frases: “Ésa es el agua” y “Eso es
detenerla”.
Dicen los que lo vieron (que son pocos) que Benice sonrió por primera vez en su
vida.
—Con un paraguas sobre mi cabeza habría podido parar también la caca del ave.
—Pero no estaríamos aquí platicando —dijo alguno.