Page 86 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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Ésa no es una hermosa historia de amor, expresó Daniel cuando le terminé de
platicar todo lo que te acabo de contar, querido Kidman y Kidman.
—¿Cómo no va a ser hermosa? Es la historia de dos enamorados que se quieren
con toda el alma y tan sólo están a la espera del momento en que el destino los
reúna para siempre —protesté enseguida—; se nota claramente que Grete está
loca por mí.
Grete quiere a Antonio, eso está claro, anunció el bebé, y entonces dejé de ver
en su rostro expresiones de paz y tranquilidad.
—A mí no me parece tan claro como tú lo ves. Tal vez ella pueda sentir algo por
el tal Antonio, pero ese algo está muy oculto, muy en el fondo del par de
corazones de Grete.
Dije esto rápidamente, sin pensar. ¡Ya sé! ¡No soy tan tonto! Los únicos que
tenemos dos corazones somos los fantasmas, pero a veces la lengua es más
rápida que los cerebros (de éstos te nemos ocho).
—Además —continué tratando de convencer al pequeño—, está el asunto de los
delfines voladores. Qué tal si un día…
Grete me parece una niña muy grosera —expresó el bebé interrumpiendo mis
palabras— y la grosería es una nube cargada de alimañas. Lo único que hizo
fue repetir “Tengo novio y se llama Antonio, tengo novio y se llama Antonio”.
—Pues a mí sus palabras me parecieron dulces.
Serán dulces para Antonio, pero no para ti. Si de verdad quieres vivir una
historia de amor, debes mostrarte un poco más digno, formuló Daniel con una
serie de toscos movimientos y muecas extrañas.
—¿Tú crees? —le pregunté inútilmente, también sin pensar, porque poco a poco
me daba cuenta de que Daniel tenía razón: mi historia de amor con Grete no
existía, sólo era el tonto sueño de un fantasma sin la menor experiencia en
asuntos de los corazones.
Creo que por el momento la situación es complicada, pero nunca se sabe…
expresó el bebé con ademanes un poco menos efusivos.