Page 142 - ¿Quién fue mi abuela Emilia?
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te parezcan más antiguos y más interesantes y pide a tus entrevistados que los
toquen, los acunen, los sientan unos momentos antes de hablar de ellos.
Junto con los usos que tus entrevistados daban a esos objetos, brotarán en sus
memorias recuerdos de situaciones, paisajes, compañías, acciones, accidentes y
emociones. Lo mismo te pasaría a ti si tomaras entre tus manos un objetos que
no uses desde hace más de cinco años. Las personas ponemos significados
profundos en los objetos que más queremos, por eso no nos deshacemos de ellos
aunque ya no sirvan para fines prácticos, pues, como por arte de magia, tienen la
capacidad de despertar y revivir memorias difíciles pero importantes, memorias
entrañables.
Ruidos, olores y ventanas
Recurrir a ruidos, olores y ventanas es una recomendable manera de preguntar
acerca de la vida pasada de tus familiares. Algunas veces es complicado hablar
de momentos que están a veinte, treinta o más años de distancia, pero se facilita
cuando se recurre a los sentidos: la vista, el oído, el tacto, porque los estímulos
sensoriales nos llevan de manera directa, y por rutas distintas a las del
pensamiento racional, a un momento preciso que vivimos en el pasado. Lo sabes
bien tú, lo sabemos todos. Un olor puede detenernos en medio de una caminata y
remitirnos a la cocina de una tía que nos recibía después de la escuela, mientras
esperábamos que nuestro papá o mamá nos recogiera para llevarnos a casa. La
vista de una flor nos quita el piso y nos coloca ante los maceteros del abuelo, allá
en el pueblo. Un par de notas musicales nos jalan de manera súbita hasta un
balneario en el que conocimos (aunque sea de lejos) al hombre o la mujer de
nuestras vidas…
Por eso, propón a tus entrevistados preguntas como estas: ¿Qué veías por tu
ventana cuando tenías cinco años? ¿Qué sonidos escuchabas justo antes de
dormirte, cuando ya tenías los ojos cerrados? ¿Acostumbrabas dormir con algún
juguete en la mano? ¿Alguien te cobijaba o te contaba un cuento antes de
dormir? ¿Qué veías en la mañana al abrir la puerta de tu casa? ¿Quién era la
primera persona que encontrabas después de levantarte? ¿Quiénes desayunaban
contigo? ¿Qué veías en tu camino a la escuela? ¿Te gustaba alguna ronda en
especial? ¿Qué hacías por las tardes en tu casa? ¿A quién le contabas tus
aventuras al regresar de la escuela cuando estabas en primer año? Si cierras los