Page 139 - ¿Quién fue mi abuela Emilia?
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tendidos entre distintos mundos y momentos, de ríos de historias que discurren
por sus propios cauces, que por el milagro de la inteligencia creativa se
encuentran, se vinculan, adquieren un sentido y producen relatos.
Entonces, para iniciar el proceso, necesitas datos, necesitas información que solo
tú puedes producir al registrar observaciones atentas y al formular preguntas
inteligentes y abiertas, respetuosas, creativas, solidarias.
Antes se pensaba que solo preguntaban los ignorantes. Muchos papás y mamás
les daban coscorrones a sus hijos cuando, en una visita familiar, hacían
preguntas: “¡Cállese, muchacho tonto, no venga aquí a mostrar toda su
ignorancia!”, decían con mucha firmeza y sin dudar siquiera por un momento si
tenían o no razón. Ahora, en cambio, sabemos que las preguntas nacen de un
conjunto de elementos: conocimientos, dudas, inquietudes, deseos, capacidad de
imaginar y de relacionar lo que ya se sabe con lo que todavía se ignora pero ya
se presiente, inteligencias múltiples (racional, cinestésica, emocional, social,
lingüística…). Cercanía con la realidad, confianza en uno mismo, en la propia
historia y en los propios derechos humanos de ser y de pertenecer, de ignorar y
saber, de contar con cómplices intelectuales y afectivos, de aprehender la vida a
manos llenas y de incidir en la vida con competencia.
Ahora la pregunta goza de una fama alta y generalizada. Pregunta más el que
más sabe y construye preguntas pertinentes quien está en contacto consigo, la
sociedad y la naturaleza. Porque las preguntas se construyen, son creaciones
propias.
En nuestros días preguntar es considerado un arte que tiende puentes, que allana
montañas o traza túneles, que encuentra atajos y descubre otredades, es decir,
descubre sujetos distintos, con pensamiento propio, con necesidades, límites y
proyectos propios, con potencias distintas a las nuestras y con preguntas y
anhelos suyos. “¡Que viva la diferencia!”, dicen los especialistas en intercultura,
en interdisciplina, en internet y en relaciones interpersonales. El otro, el que es
diferente, nos invita a aprender, a imaginar y a emprender viajes compartidos,
que sin su presencia jamás emprenderíamos por nosotros mismos si solo nos
complaciéramos mirándonos en el espejo de manera constante, sin voltear la
mirada.
La pregunta en este contexto aparece como una “llave” (clave) que nos permite
aprender, descubrir, compartir y, de manera recíproca, expresar y compartir lo