Page 63 - ¿Quién fue mi abuela Emilia?
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México, D.F., a 27 octubre 1952






               Lucy y Miguelito:






               Me he sentido profundamente preocupada por los conceptos que ayer

               mencionaron ustedes en relación a la confusión que piensan he originado en su
               mente, pero reflexionando un poco, creo que ustedes están equivocados.





               Si yo les hubiera inculcado seguir la disciplina de una sola religión, los habría
               enseñado a tener un concepto pobre de la comprensión de Dios y habrían caído

               en el fanatismo, como la mayoría de la gente que no se preocupa por este
               renglón de la vida.





               Es cierto que ustedes han observado en mí la inquietud de ir a distintos centros

               de estudio o iglesias (cosa a la que no les he obligado), y esto los ha hecho
               pensar que yo también estoy desorientada. Ustedes tienen razón si juzgan por la
               apariencia, pero he querido para ustedes y para mí crear un amplio concepto de
               lo que en sí es la religión, y esto no lo podía yo encontrar en una sola escuela o
               iglesia, ampliar mis conocimientos con el objeto de que la mente acepte todas las
               formas de conocer a Dios, y para esto era preciso palpar por mí misma lo que
               enseña cada una. Esta manera de actuar es en principio libertad. He querido
               dársela a ustedes para que cada uno, de acuerdo con su simpatía, capacidad y
               comprensión, escoja el camino religioso que más le convenga, aunándolo con los
               conocimientos que han adquirido a través de sus estudios universitarios.






               Esta forma de pensar que yo he inculcado en ustedes es la que late en mi
               temperamento y por esto no he querido imponer a nadie ideas que no sean suyas.
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