Page 82 - El valle de los Cocuyos
P. 82

erupción —dijo el halcón.






               —Tengo que aprovechar que aún soy invisible para atacar a las aves. Jerónimo,
               empieza a recoger piedras y ve amontonándolas cerca de mí —dijo el Pajarero al
               niño.






               —Tú... ¿cuál es tu nombre? —preguntó el Pajarero a la mujer.






               —Mariana —contestó ella.





               —Mariana... —repitió el niño en voz baja.






               —Por favor, Mariana, ¿quieres ayudar a Jerónimo? —le rogó el Pajarero, y
               enseguida añadió—: Ten cuidado con tus cadenas, no debemos hacer ruido.






               —No te preocupes, Pajarero Perdido —dijo ella sonriendo.






               Sin perder un minuto, Jerónimo y Mariana obedecieron. Cuando ya habían
               recogido una cantidad considerable, el Pajarero ordenó que se protegieran al
               abrigo de una de las grandes piedras.






               —Halcón y yo nos encargaremos de los pájaros del Olvido —dijo el viejo.
   77   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87