Page 94 - Un poco de dolor no daña a nadie
P. 94

silbido que parecía un lamento. El silencio regresó a aquella caverna bajo tierra.

               Algunos mosaicos del piso estaban salpicados de sangre.

               De pronto, las manecitas de un niño aparecieron en la orilla de la línea de espera.
               Luego, la cabeza, y al final el cuerpo, que ascendió y se puso de pie frente a su

               madre.

               La mujer le tomó la mano con ternura y sonrió. El niño le devolvió la sonrisa y
               apretó aquella mano huesuda cuyas venas parecían a punto de estallar.

               Caminaron lentamente por el andén hasta desaparecer detrás de los pilares que
               ocultaban la escalera de salida, mientras el reloj marcaba las 10:54:00.
   89   90   91   92   93   94   95   96   97   98