Page 28 - En estado de GOL
P. 28
ESO de que los hijos no comprenden a los padres es falso de toda falsedad. ¿No?
Los hijos sí comprendemos a los padres, pero no podemos hacer gran cosa por
ellos, más que intentar cambiar la cara por una menos torcida, o el gesto por uno
menos enojado, pero en el fondo no sirve de nada.
Mi hermana Susana tiene doce años y es muy buena gimnasta. De verdad,
aunque por ser su hermano, puede que no me creas, pero sé ver sus virtudes y
sus defectos. No la soporto cuando me gana la computadora porque se tarda años
chateando y haciendo la tarea, pero de que es buena en la gimnasia lo prueban
las medallas que ha ganado. Deberías mirarla en la barra de equilibrio: sus
ruedas de carro y sus mortales son impecables, y además tiene un poder de
concentración impresionante. Eso dice su entrenador.
Un día le pregunté a Susana si no le daba miedo hacer todos esos giros en el aire
antes de caer sobre los pies en una barra de madera, y me contestó que cuando se
sube a ella sólo busca la salida, que sólo se concentra en salir bien. Es decir, no
piensa: “Primero tengo que hacer un giro, una rueda de carro o un mortal”. No.
Se sube y todo es automático, para eso ha entrenado tanto. Perdón que te insista,
pero hacer lo que ella hace en el aire es todo un reto, y ése ha sido su mundo por
muchos años, desde que tenía seis. Así que entiendo muy bien que esté de malas,
como yo, porque todavía no puede ir a un gimnasio. Y ella tampoco puede hacer
nada por mis papás. Ahora sí que cada quien sus problemas: no basta con poner
buena cara.
Yo le he copiado un poco la técnica a mi hermana, no te creas. Cuando estaba en
el campo de futbol me concentraba en la pelota y sólo buscaba el gol. Y de
verdad que funciona: ves en cámara lenta cómo va entrando la pelota en la
portería, y una felicidad enorme, enorme te entra por las venas; es tan grande que
no puedes evitar brincar, dar manotazos al aire y gritar de emoción.