Page 95 - La venganza de la mano amarilla y otras historias pesadillescas
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Algunas noches mamá se pone a contarnos historias de ánimas y aparecidos y
baja la voz para decirnos que en el almacén, justo en el lugar donde se encuentra
el aljibe, cuando se queda sola en la tienda, a eso de la medianoche, oye al chino
contando monedas. Yo solamente sonrío. No les digo la verdad. No tiene caso,
no me creerían, pero yo sé que no es el chino, sino solo su mano avariciosa y
solitaria, la que cuenta las monedas de plata y las acaricia con ternura.