Page 140 - El disco del tiempo
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interpretación del texto del disco. ¿Griego?, improbable.
—Es una plegaria, una plegaria a la Gran Madre de Creta, la Señora de las
Bestias. La Reina de la Tierra, del Cielo y del Mar… El disco es un icono,
Dimitri. ¿Comprendes?, ¡un icono!, ¡una imagen sagrada!, ¡no debe estar en un
museo, sino en un santuario! Y yo lo lograré… aunque sea lo último que haga en
esta vida. Convenceré a quien tenga que convencer y aplastaré a quien tenga que
aplastar… para que el Disco de Festos sea venerado por los peregrinos de una
nueva y antigua espiritualidad…
—Tú conoces mi manera de pensar a ese respecto, Mijalis. Yo soy más reposado
que tú, pero también soy un patriota, mi patriotismo consiste en aproximar el
legado de mi cultura a personas procedentes de tradiciones diversas… Hubo un
tiempo en que los estudios clásicos —con sus pros y sus contras— formaban
parte del bagaje académico de un estudiante promedio; ya no lo son. Justo en el
momento en que las tecnologías de la comunicación alcanzan un desarrollo hasta
hace poco impensable, los mensajes de sabiduría que esta isla irradió hace cinco
mil años, son desconocidos por la humanidad. Tengo un sueño, Mijalis, quiero
que sean los jóvenes quienes descubran esos mensajes, por ellos mismos, que los
jóvenes los presenten a los jóvenes a través de las herramientas de comunicación
que su tiempo les ofrece. ¿Es posible descifrar el disco?, tal vez no, ¿qué dice el
Disco de Festos?, no importa. Importa lo que su antiguo misterio suscita en el
presente, ¿entiendes, Mijalis?
—Claro que entiendo, pero no comparto tu entusiasmo al respecto, ¿qué diablos
quieren los jóvenes hoy día?
—Lo mismo que los jóvenes de ayer, lo mismo que queríamos tú y yo, ¡sentido
de la vida!, ¡ideales!, ¡motivos para vivir en profundidad!
—A ese respecto, soy escéptico…
—Yo no puedo serlo. Escucha, he seguido de cerca a esos jóvenes, se han
transformado al tomar contacto con los antiguos mitos. Al acercarse a los
vestigios arqueológicos no con la perspectiva fría del investigador, sino con la
investidura del protagonista.
—¡Eres un demonio complicado!, en fin, ¿y quieres que yo conozca a tus
héroes?