Page 36 - El disco del tiempo
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creciente lunar, que simbolizan los dos aspectos del matriarcado: el positivo y el

               negativo, la vida y la muerte, etcétera.

               —Todo eso suena muy salvaje, ¿no? —preguntó Nuria.


               —Sí, pero desde cierto punto de vista, muy sofisticado —reflexionó Marco—
               claro, suponiendo que yo no soy el muerto.


               —¿Y será cierto?


               —¿Qué? ¿La interpretación?


               —No. La historia de Pasífae… quítale al toro y pon un hombre disfrazado de
               toro. Pero… ¿Cómo explicas el nacimiento del hombre toro, del Minotauro?


               Marco guardó silencio, pensando que para eso no tenía respuesta, todavía.





               Minos guardó silencio ante el hecho consumado, pero ordenó a Dédalo que

               complicara los planos de la mansión que le estaba construyendo en Knossos. El
               símbolo de su reinado, el magnífico palacio de las Hachas Dobles: el Laberinto.

               Un secreto más pesaba sobre la espalda de Dédalo. Como si la disposición de los

               canales de desagüe, los mecanismos para llenar las bañeras y la iluminación
               nocturna basada en espejos que reflejaban el brillo de la luna no bastaran. Ahora
               tenía que construir en el corazón del palacio un complejo al que no pudieran
               acceder ni los habitantes de la casa. Ahí encerraron al primogénito de la reina
               desde su más tierna infancia. Minos prohibió que en lo sucesivo se mencionaran
               su nombre y su existencia y amenazó de muerte a Dédalo si osaba abandonar
               Creta. El audaz arquitecto, una vez consumado el palacio, se limitó a fabricar
               muñecas articuladas para las hijas de Minos y Pasífae, Ariadna y Fedra, y
               complicados juguetes móviles para los hijos, Glauco y Androgeo.


               Cada nueve años, Minos acudía a la cueva del Monte Ida para entablar un
               diálogo con su padre Zeus y obtener consejos de gobierno. El numen del dios se
               manifestaba en la entraña de la caverna y habrán sido buenos sus consejos: lo
               cierto es que el poderío cretense en el mar, la talasocracia, se consolidó bajo el
               reinado de Minos. El refinamiento de su corte y los alcances de su flota
               comercial no conocieron rivales. Los avances tecnológicos sorprenden, y
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