Page 94 - La desaparición de la abuela
P. 94
darlo a conocer, porque estaba seguro de que sería un best seller.
—¡Tienes que escribirlo otra vez, abuela, para que la gente sepa por qué la gente
se vuelve mala! —exclamó Esteban.
—No —sonrió la Nena—, la gente no se vuelve mala, simplemente olvida sus
sueños y, como los olvidan, ya no luchan por ellos.
—¡Pues algo muy grave debió pasarle a Conrado Mustaquio porque no es
normal lo que hizo! —opinó Rodrigo convencido.
—Debemos averiguarlo, Rodrigo, pues de otro modo, ese hombre seguirá
haciendo de las suyas.
El sábado siguiente, el partido de futbol se jugó entre los Bamanes y los
Págüeres, que no eran otros que los chicos de Milpa Alta, encabezados por el
Jora.
El partido fue como ningún otro jugado hasta el momento: además de los cientos
de niños y niñas espectadores, se encontraban también Orelio, el Garrincha, el
Carlán, María José, el Jemi, los íralos, Alejandra y Marisol. También estaban el
director de la escuela de Rodrigo, quien se sentía muy orgulloso de contar con un
alumno tan famoso y brillante, y sus maestros, incluido el de matemáticas, y, por
supuesto, sus compañeros de clase, sin faltar Natalia, que se convirtió en la niña
más envidiada por su estrecha relación con nuestro héroe...
Y tampoco faltaron Carlos, ni Maribel, ni Mariana, ni los tíos, ni la abuela,
quien, ¡no lo van a creer!, tuvo el honor de arbitrar el juego que, por cierto, ese
día ganaron los Bamanes con marcador de 5 goles a 2.