Page 92 - La desaparición de la abuela
P. 92

La escena entre doña Elena y sus hijas se repitió una y otra vez entre familias

               chinas, alemanas, japonesas, rusas, brasileñas, españolas, francesas, inglesas,
               chilenas...

               Las cadenas de televisión trabajaron durante muchos, muchos días pues el asunto

               “Paraíso” siempre tenía algo nuevo que aportar. Parecía que siempre había algo
               novedoso y emocionante que dar a conocer a la opinión pública.

               Una de las noticias que más atrajo la atención del público fue que los

               mandatarios del mundo entero habían tomado la decisión de entregar el Paraíso a
               los niños de la calle de México, y crear sitios idénticos en todas las grandes
               ciudades del planeta. Todos los Paraísos que se construyeran serían suyos para
               siempre y los gastos correrían por cuenta de todos ellos. Además, serían
               asesorados por expertos para que pudieran crecer en ellos como se lo merecían.






               En cónclave extraordinario, se reunieron los jefes de las policías de todos los
               países del mundo. ¡Tenían que encontrar a Conrado Mustaquio a como diera
               lugar!


               Su enorme poder estaba vulnerado por ahora, pero en cualquier momento podía
               dar una sorpresa. Todas sus propiedades y todas sus instalaciones electrónicas
               habían sido confiscadas, incluyendo el Museo de la Tecnología y las oficinas
               veinticinco pisos bajo tierra, pero el hombre no aparecía.


               No había dejado rastro y la clave debía estar en los hombres que se disfrazaban
               de mendigos y que ahora serían muy difíciles de localizar pues no se disfrazarían
               más de esa manera. Todas las líneas de investigación se habían seguido y ¡no
               había noticia de él! ¿Qué hacer?


               —¡Seguir buscando! —opinó el hombre de Scotland Yard, digno heredero de
               Sherlock Holmes—. No podemos claudicar ni pensar que el hombre se ha
               esfumado como por arte de magia. Los jefes policiales estuvieron de acuerdo y
               se marcharon a sus respectivos países a continuar la tarea.


               No sabían ni imaginaban siquiera que Conrado Mustaquio estaba escondido en
               un sitio en el que nunca lo podrían encontrar, pero eso es motivo de otra historia.
   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96   97