Page 88 - La desaparición de la abuela
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—¿Qué te tráis, carnal...?


               —¡Mira, Fermín... mira...! ¿Ves lo que dice aquí?


               Fermín contempló azorado el monitor que le indicaba su amigo, en el que
               aparecía en medio de colores luminosos y maravillosos una palabra:


               —Apavirus...


               —¡Claro! ¡Desde aquí, vía satélite, se envía el apavirus a las redes de todo el
               mundo...!


               Por medio del tablero, Rodrigo empezó a navegar por la red y no tardó mucho
               tiempo en descubrir cómo aniquilarlo. Tecleó con gran rapidez durante unos
               minutos, ¡y ya estuvo! ¡Adiós virus!


               El siguiente bocado noticioso para las cadenas de televisión fue que, como por
               arte de magia, las carreteras informáticas habían dejado de tener problemas.
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