Page 83 - La otra cara del sol
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página. Papá se quedó de una pieza, me estrechó entre sus brazos con tanto amor

               que por poco me ahoga.

               —Es muy hermoso, hija, y estoy seguro de que ganarás el concurso regional. No
               dudo que un día tendré un libro tuyo en mis manos.


               Afuera, atardecía, el cielo reverberaba, el sol de los venados cobijaba mi pueblo.
               No sé por qué me pareció que el sol tenía otra cara, su fuego no parecía tan
               lejano, quizás porque sentía que una llamita ardía en mi corazón, una llamita que

               me empujaba a caminar hacia la vida. Recordé que siendo muy pequeña, en
               cierta ocasión que hice una rabieta, papá me dijo que yo era candela. Era como si
               esa candela se reavivara, dejando atrás a la niña tímida y callada. Ahora tenía la
               fuerza de las palabras, las que siempre me habían dado los míos, las de los
               libros, las de mis nuevas amigas, pero sobre todo, esas que brotaban de mi alma
               y me llevaban a caminar hacia lo otra cara del sol, de ese sol que a lo mejor
               estaba dentro de mí.
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