Page 27 - Puerto Libre. Historias de migrantes
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Pero solo hasta que el sol se ocultaba. Solo hasta que el día terminaba de dar luz

               a las luces y la noche comenzaba a ensombrecer las sombras. Solo hasta llegar a
               la cama, porque ahí la verdad se destapaba como llave y nos salía por los ojos en
               forma de silenciosos lagrimones. Cada una lloraría noche tras noche por razones
               diversas, cada una lo haría a su manera; lo único común era que las cuatro
               fingíamos no oír los sollozos para no romper el frágil hilito del que pendía
               nuestra falsa felicidad.


               Así nomás, a golpe de recuerdo, no tengo idea de cuál fue mi regalo de Navidad,
               pero podría reconocerlo si aún existiera la caja de cartón donde se guardan los
               tristes juguetes que nunca fueron suficientemente jugados. Así de golpe,
               tampoco la memoria me ayuda cuando pienso en el pavo. Sé que cenamos pavo
               pero no soy capaz de recordar su sabor. Pavo con sabor a elefante bien escondido
               en mitad de una cancha de futbol.
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