Page 38 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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–¿Sí? –repuse, tragando litro y medio de saliva.


               –Todo ese asunto que has contado antes es...


               –¿Es...?


               –Tú lo sabes. ¿Qué es? –Leanne hizo una pausa–. Es men... Es men...


               –Mentira –mumuré, y sentí que me ardía la cara de bochorno.


               –¡Estupendo! –sonrió Leanne más aún–. Y a los amigos no se les miente,
               ¿verdad?


               –Supongo que no.

               –Muy bien. Entonces ya me has contado un secreto. Y también has aprendido

               que debemos decir la verdad. Ahora, a cambio, yo te pediré un favor.

               –Bueno.


               –Ya no llueve, así que te pido que salgas al patio conmigo. Como amiga.


               Tuve la impresión de que el trato no había sido del todo justo, pero me levanté y
               seguí a Leanne hasta el patio. Quería creer que le estaba haciendo un favor, pero
               lo que realmente sentí es que no hacía otra cosa que obedecer.


               Era verdad que ya no llovía. Las nubes se habían abierto para que pudiera pasar
               el sol. También mis negras ideas se habían abierto un poco, y al menos ya no
               estaba todo tan oscuro allá adentro. Caminábamos despacio por el gran patio de
               mi escuela número cuatro, mientras un montón de chicos y chicas nos
               adelantaban corriendo para ocupar una pista de deporte que había quedado libre

               antes de que otros se la arrebataran. Nadie se fijaba en nosotras. Leanne volvió a
               dirigirse a mí:

               –Bueno, veo que eres una gran cuentista. ¿No has pensado nunca en ser escritora

               o guionista de cine... o actriz?

               –No sé.


               –¿Y qué tal periodista? ¿Sabes que tenemos un periódico en clase?
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