Page 71 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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espabilado. Hasta parecía saber lo que hacía y de lo que hablaba, como si el
ordenador también le diera a él una nueva identidad. Le dejé tecleando y
saltando de una pantalla a otra a tal velocidad que me resultaba imposible
seguirle, y me dediqué a estirar disimuladamente las sábanas y a ordenar las
almohadas. Cuando ya empezaba a aburrirme, Álex se dio la vuelta y me mostró
el resultado.
Unas cuantas flores moradas trepaban por las esquinas de una pantalla
completamente negra. Debo aclarar que no eran flores cursis, sino que parecían
más bien plantas carnívoras que hubieran invadido el ordenador para zamparse
unas letras blancas que gritaban bien alto: «ADMINISTRADORA DEL BLOG:
Rebecca Paradise». Me encantó.
–No está mal –concedí–. Ahora déjame a mí.
–Faltan un par de cosas. En primer lugar, esto –y señaló un recuadro vacío–.
Aquí va la imagen de tu perfil. Puedes poner una foto para que la gente sepa
cómo eres.
–¡No pienso poner una foto mía! –de repente, toda la idea del blog se desmoronó
como un flan de gelatina.
–Bueno... Puedes poner la foto de otra persona.
–¡No quiero poner la foto de otra persona!
–Mmmm.... ¿Buscamos un dibujo en internet?
–Tampoco. Quiero poner algo que sea mío. Si hago el glob...
–Blog.
–Si hago el glob –insistí, remarcando la palabra «glob»– es para tener algo mío.
–Pero no quieres que nadie sepa que es tuyo.
–Eso es.
El problema estaba claro.
