Page 247 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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GUERRA  Y  DERROTA  DEL  REY  AGIS            241

       considerable  “para  la  guerra”,  y  el  decreto  honorífico  dándole  las  gracias  fué
      votado  a propuesta  del venerable  Licurgo.* El  mismo  Licurgo  llevó  ante  los  tribu­
      nales como  reo  de  alta  traición  a  Leócrates,  uno  de  los  ricos  que  había  huido  de
       Atenas  después  de la  batalla de  Queronea  y  que  había  amasado  una  fortuna  pri­
       mero en Rodas y luego en Megara; pero  el acusado  encontró voces  de apoyo  entre
       muchas  personas  ricas  y  prestigiosas  y  en  el  tribunal  dividiéronse  por  partes
       iguales  los  votos  condenatorios  y  los  absolutorios.  Como  si  quisiera  contestar  a
       este golpe con  otro,  Esquines  puso  de  nuevo  en  marcha  la  vieja  denuncia  contra
       Ctesifón,  que no  había vuelto a moverse  desde el año  337;  tratábase  de  condenar
       como ilegal la propuesta  formulada por  él  en  otro  tiempo  para  que  se  concediera
       una  corona  de honor  a  Demóstenes;  el  proceso  se  ventiló  unas  cuantas  semanas
      más tarde,  cuando ya todo  estaba  resuelto;  en  el  discurso  pronunciado  por  Esqui­
       nes  con  este  motivo  habla  de  las  grandes  frases  pronunciadas  por  Demóstenes,
      como si hubiese ciertas  personas  que  “castraban  a  la  ciudad, le  chupaban la  savia
      y mataban el tuétano  de sus huesos”,  y  dice  que llegó a  declarar desde la  tribuna
       de los oradores:  “Confieso haber apoyado la política  de Esparta y haber  inducido
      a la deserción a los tesalienses y a los  de Perrebia”.  De  ser cierto  esto,  resulta  que
      Demóstenes  podía vanagloriarse —allá  por la  primavera  del  330—  de  sus  méritos
      como  uno  de  los  inductores  de  la  sublevación  contra  Macedonia.  Y  por  muy
      activamente  que  laboraran  Esquines,  Demades  y  Foción  para  contrarrestar  aque­
      llas  corrientes,  no  cabe  duda  de  que  el  estado  de  ánimo  de  la  ciudad  empujaba
      a la guerra;  fué presentada  una propuesta para que se armara la  flota y se ayudara
       con ella  a  los  que habían  desertado  de  Alejandro.  Entonces  Demades,  que  era  a
      la  sazón administrador  de los  fondos  para  las  fiestas,  echó  mano,  según  se  relata,
      del  último  recurso:  es  cierto,  declaró,  que  existen  los  medios  financieros  necesa­
      rios  para  la  expedición  propuesta;  ya  se  había  preocupado  él  de  velar  por  que
      hubiera en la  “caja  teórica”  dinero bastante para  pagar media  mina a  cada  ciuda­
      dano  en las  próximas  fiestas  de  los  coeas;  ahora,  que  los  atenienses  decidieran  si
      el  dinero  que les  estaba  destinado  debía  invertirse  más  bien  en  armamentos  y  en
       guerras.  Los  atenienses  votaron  contra  los  preparativos  guerreros,  y  seguramente
       que  no  lo  harían  en  gracia  a  las  fiestas  mismas.  En  la  primavera  del  331  había
       recibido  Anfótero,  como  refuerzo,  cien  naves  chipriotas  y  fenicias;  cruzando  con
       su  flota  entre  la  isla  de  Egina  y  el  cabo  Sunion,  podía  impedir  que  la  escuadra
       ateniense  se  hiciese  a  la  vela.
          Mientras  tanto,  el  rey  Agis  seguía  delante  de  Megalópolis  con  sus  fuerzas,
      pues  la  ciudad  defendíase  tenazmente;  el  hecho  de  que  no  hubiese  caído  con  la
       rapidez  que  se  esperaba  enfrió,  seguramente,  el  entusiasmo  de  los  que  tal  vez
       se  habrían  levantado  de  buena  gana  si  Agis  hubiese  avanzado  con  sus  tropas
      hasta  el  istmo  y  aun  más  allá,  cubriendo  sus  posiciones.  En  esto  llegó  la  noticia
       de  que  Antipáter  avanzaba  desde  Macedonia,  al  frente  de  su  ejército.
          Tan  pronto  como  hubo  dominado  el  movimiento  encabezado  por  Memnón
      en  tierras  tracias,  púsose  en  marcha  hacia  el  sur;  después  de  sofocar  a  su  paso,
      rápidamente,  la  sublevación  de  Tesalia  y  de  engrosar  su  ejército  sobre  la  marcha
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