Page 419 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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416               POLITICA  INTERIOR  DE  ALEJANDRO

      las  artes  verbales  de  los  helenos,  sólo  la  más  joven  de  todas,  la  que  aún  florecía
      con toda lozanía  entre los  contemporáneos,  podía  esforzarse  en  conquistar  nuevas
      formas,  y  la  llamada  elocuencia  asiática,  llena  de  adornos  y  fiorituras,  constituye
      uno  de los  fenómenos  característicos  de  esta  época.
          En  cambio,  fué  fecundísima  la  transformación  por  la  que  pasaron  en  este
      período  histórico  las  ciencias.  Aristóteles  había  dado  vida  a  aquel  grandioso  em­
      pirismo  de  que  la  ciencia  necesitaba  para  llegar  a  dominar  el  acervo  inmenso  de
      nuevos  materiales  que  las  campañas  de  Alejandro  brindaban  a  todas  las  ramas
      del  saber  humano.  Alejandro,  discípulo  de  Aristóteles  e  iniciado  en  todo  lo  que
      habían  aportado  hasta  entonces  los  estudios  de  los  médicos,  filósofos  y  retóricos
      helénicos,  conservó  siempre  un  interés  muy  vivo  por  todos  estos  estudios;  en  sus
      campañas le acompañaban  siempre hombres  de  todas las  ramas  de la  ciencia,  en­
      cargados  de  observar,  de  investigar,  de  reunir  materiales,  de  medir  los  nuevos
      países  y  las  calzadas  principales  de  éstos.  Comenzó  también  una  nueva  época
      para  los  estudios  históricos;  ahora  el  historiador  podía  ya  investigar  sobre  el  te­
      rreno, podía comparar las leyendas  de los  pueblos  con sus  monumentos,  sus  desti­
      nos con sus costumbres, y pese a los innumerables errores y fábulas  difundidos por
      los  llamados  cronistas  de  Alejandro,  no  cabe  duda  de  que  es  ahora  cuando  em­
      piezan a reunirse los  materiales y cuando,  por tanto,  empieza  también a  perfilarse
      el  método  para  la  gran  investigación  histórica  y  geográfica.  Desde  ciertos  puntos
      de  vista,  la  ciencia  helénica  tenía  algo  que  aprender  directamente  de  los  países
      orientales,  y  las  grandes  tradiciones  de  la  observación  astronómica  en  Babilonia,
      los  importantes  conocimientos  de  medicina  que,  al  parecer,  existían  en  la  In­
      dia,  los  característicos  conocimientos  de  anatomía  y  de  mecánica  que  poseían  los
      sacerdotes del Egipto, adquirieron una  significación  nueva  en  manos  de los  inves­
      tigadores y  pensadores  helénicos.  El  desarrollo  característico  del  espíritu  helénico
      presentaba  la  filosofía  como  suma  y  compendio  de  todo  el  saber  humano;  ahora
      fueron  emancipándose  las  distintas  corrientes  del  conocimiento;  empezaron  a
      desarrollarse  las  ciencias  exactas,  basadas  en  un  empirismo  independiente,  mien­
       tras  que  la  filosofía,  en  desacuerdo  acerca  de  la  relación  entre  el  pensamiento  y
      la  realidad,  tan pronto  consideraba  que  los  fenómenos  eran  insuficientes  para  los
       pensamientos como que el  conocimiento lo  era  para  los  fenómenos.
           Es  lógico,  por  la  naturaleza  misma  de  la  cosa,  que  la  transformación  de  la
       vida de los pueblos en lo moral, lo social y lo  religioso  se  desarrollase  de  un  modo
       más lento y,  salvo  algunas  erupciones  aisladas,  a  través  de  un  proceso  impercepti­
       ble. Y si, a la muerte de Alejandro, lo nuevo,  que en vida suya y bajo  su  gobierno
       había  brotado,  como  es  natural,  de  un  modo  demasiado  súbito,  inesperado  y  no
       pocas  veces  violento,  suscitó  una  reacción  que  en  los  treinta  años  de  las  luchas
       de los diádocos tomó por bandera tan pronto un partido como otro, £l resultado de
       ello fué, pura y simplemente,  el  que lo  nuevo  acabara  convirtiéndose  en  hábito  y
       el que,  modificado  con  arreglo  a  las  diferencias  nacionales,  revistiera  formas  bajo
       las  cuales la vida  de los  pueblos  pudiera  seguir  desarrollándose  con  sujeción  a  un
       principio  igual  y  común.  La  gradual  desaparición  de  los  prejuicios  nacionales,  la
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