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Vocación y ética 1 59
problema. Y, sin embargo, este deber,
con varios pretextos, suele quedar in­
cumplido; las más de las veces por de­
sidia; otras, ocultando, bajo razones
I
de moral y de religión, siempre respe­
tables, una ignorancia absoluta del pro­
blema y de la responsabilidad del pro­
fesional.
He dicho mi poca afición a las pau­
tas escritas. para la conducta moral.
Pero acaso es éste el punto en que el
médico necesita con mayor plenitud un
consejo. Para resolver muchos de los
casos que el problema sexual y gené­
tico suscita es precisa una profunda
información científica; y otras veces,
la conciencia, que no siempre se aquie­
ta con la ciencia, requiere apoyos de
orden espiritual. El hombre docto y el
varón virtuoso, el moralista, tienen

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