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Vocación y ética 73
rrogados por mí me contaba que no
viviendo en ambiente propicio, porque
jamás hubo galenos en su familia, sin
tió en la niñez la confusa comezón de
esta carrera porque en los cuentos que
le refería su abuela cuando estaba abu
rrido o enfermo figuraba uno de un
doctor con lentes de oro, bastón y chis
tera, que ella había conocido en Filipi
nas, al que los indígenas veneraban.
Cuando terminó este joven los estu
dios del Bachillerato y hubo de elegir
profesión, sin saber por qué y sin va
cilar se decidió por la de médico, con
trariando el deseo y aun el esfuerzo de
su padre, al que esta carrera disgus
taba. Salió el muchacho con la suya;
y el primer día que se encontró ante
una mesa de disección con los restos,
ya cárdenos, de una vieja hinchada,