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                        V ocación y ética         75
            renunció a otras posiciones, acaso más
            brillantes y mucho menos penosas.
            Como este ejemplo, que recuerdo por
             haberlo visto muy de cerca, podría ci­
            tar otros muchos más.

            Diagnóstico de la
            vocación.

               Innata o creada, lo esencial es, pues,
            la vocación, y por ello he insistido
            tanto sobre ella. Pero ¿cómo conocerla
            en el adolescente? Problema difícil;
            pero a pesar de todo lo ya dicho, no
            imposible, en muchos casos por lo me­
            nos. La vocación verdadera se denun­
             cia pronto por los signos inequívocos
            del amor. No es la aplicación, no, y
            por eso yo soy de los que no concedo
             más que una importancia relativa a
            las sanciones oficiales, a las notas de







                                                                    I
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