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8z G. Marañón
a esta pregunta sería desarrollar aquí
un proyecto de plan de enseñanza. Sólo
el que pueda o quiera ser gobernante
debe hacer cébalas sobré la organiza­
ción de la enseñanza científica. El ciu­
dadano sin responsabilidad directiva
inmediata pierde el tiempo haciéndolo;
y acaso no tiene derecho a intentarlo.
Pero, cualesquiera que sean, buenos o
malos, los planes en vigencia, podemos
dar nuestra opinión sobre los criterios
generales de cómo debe darse y to­
marse la instrucción.
Y tropezamos en seguida con el pro­
blema, ya antes planteado, que es, y
seguirá siéndolo, el esencial de nues­
tra ciencia. A saber: que la Medicina
tiene dos partes extremadamente difí­
ciles de separar ,en la práctica de su
ejercicio y mucho más todavía durante

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