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decir   que    muchas de       las  palabras del      Romaní      son   de   origen

                  Hebreo.      Para    poder     entender     mejor     cómo      evolucionan las
                  palabras      explicaremos        el cambio         de    algunas.      Según      el

                  diccionario     del   Saber, la     palabra    “Saber”      proviene      del  latín

                  “Sapere”, pero       atención     la  palabra “Sabor” viene         de   la  misma

                  palabra    “Sapere”, es importante            saberlo, porque        observamos

                  que   una   misma     palabra, es el     origen    de  dos palabras distintas,
                  de saber de sabiduría y la palabra sabor de saborear.

                  La palabra sábado         proviene de la palabra          hebrea “descanso o

                  reposo”     que    es:   “Sabbath”      y a    mi   modo      de   ver, también

                  SOBAR,        que    es una     palabra    Calí, que      significar:   dormir     o

                  descanso.
                  A veces el origen de una palabra puede ser contradictorio, por

                  ejemplo      la   palabra  abrigo,  proviene           de   la   palabra     latina:

                  apricus, del verbo abrir: aperire. Lo interesante en el origen de

                  la  palabra    abrigo, es     que    el abrigo,    se   cierra, es    decir,   si te

                  pones un         abrigo, es para          abrigarse      y debe       cerrarse     o
                  abrocharse,      pues   bien,   el  origen    de  esta   palabra    es  del verbo

                  “abrir”.  Así que       el abrigo     que    se  cierra   proviene      del verbo

                  “Abrir”.

                  Ahora     bien, a     pesar    que    del   verbo    ABRIGO, proviene              la
                  palabra:    ABRIR,       observamos que         mantiene      una    relación, las

                  dos palabras significan         cosas distintas, pero       tienen    una   misma

                  raíz,   es   decir  tienen      una    vinculación       entre    ambas,  y      esa

                  vinculación     o  descendencia        de  una   a  la  otra  se  observa     en  su

                  parecido.
                  Si    aplicamos        la    misma       norma        que     hemos       descrito

                  anteriormente        para     el  español, no        hay motivos para             no

                  aplicarla    a  otros   idiomas, y si      aplicamos esta        misma     regla al

                  Hebreo      con    el  Romaní,      nos daremos cuenta           que    conforme
                  dice  Wagenseil, ambos              tienen     un   mismo       origen,    porque




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