Page 12 - La Constitución de los atenienses
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INTRODUCCIÓN
sin escrúpulos. Sólo por este aspecto educativo se justificaría
plenamente una nueva publicación de la obra, sobre todo en
esta región del mundo donde es tan necesario consolidar
nuestras democracias y valores políticos, e impedir el retor
no del autoritarismo. Ésta es, paradójicamente, la principal
enseñanza que podríamos extraer de esta obra escrita por un
oligarca de singular lucidez e inteligencia, en comparación
del cual algunos estudiosos modernos han considerado al
historiador Jenofonte un personaje mediocre. “El pobre
Jenofonte — afirma Roscalla (1995: 106)— ... jamás habría
podido alcanzar las cimas del autor anónimo de la A .P ”
No se trata, sin embargo, de una obra fácilmente accesi
ble, sino complicada en extremo y con múltiples problemas
de interpretación: prácticamente todo lo que sabemos de ese
texto es hipotético. Hasta hoy, ninguno de los numerosos
estudiosos que lo han enfrentado ha podido resolver, de ma
nera satisfactoria para la comunidad humanística, los intrin
cados enigmas que plantea. Autor, fecha de composición,
destinatario, género, objeto de la obra, estilo y tradición del
texto son los puntos acerca de los cuales los estudiosos no
han podido dar pruebas irrefutables. “Los únicos resultados
seguros que se han obtenido — afirma justamente Serra
(1979: 7)— son o genéricos o negativos”, lo que no debería
extrañar, según Lapini (1998: 325), puesto que sobre esa
obra “jamás ha existido, y tal vez nunca existirá, una teoría
generalmente aceptada (y no me refiero sólo a los problemas
complejos, sino también a los más simples)”.
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