Page 99 - Manual auxiliarde conserje
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Un/a orador/a eficaz usa la sonoridad de diferente manera que uno
                  mediocre. Los/as buenos/as oradores/as se comportan de la siguiente forma:


                  •  Modifican  los  niveles  de  sonoridad  con  más  frecuencia  que  los/as
                        mediocres.


                  •  Usan  menos  poder  vocal  en  las  palabras  sin  importancia,  como  los
                        artículos (el, la, un, una), conjunciones (y, o, aunque), y preposiciones

                        (con, en, sobre).

                  •  Tienen  mejores  costumbres  respiratorias,  marcadas  por  movimientos

                        lentos  y  constantes  del  diafragma  más  bien  que  por  sacudidas
                        irregulares del pecho y del diafragma hacia arriba.


                  •  Usan con más eficiencia el aire inspirado.




                  1.3.3. ¿QUÉ DIGO?

                         Términos de relleno: cuando, ejem, usted habla, eeh, ¿se oye usted

                  mismo/a,  como  si  dijéramos,  “rellenar”,  y  sabe,  los  silencios  con,  bueno,

                  palabras que no quieren decir nada? Fíjese cómo, “esteee”, esos rellenos van
                  en desmedro, bueno, del ritmo, y cómo pueden algo así como distraer o,
                  “hum”, hasta irritar a la otra persona.


                         Para resolver este problema, haga una pausa cuando sienta que se le
                  aproxima  uno  de  estos  “rellenos”.  No  es  necesario  llenar  el  espacio  con

                  sonido. Las pausas pueden ser poderosas cuando se las usa para dar énfasis,

                  en  busca  de  un  efecto  teatral  o,  simplemente,  para  dar  tiempo  a  que  el
                  público  lo  siga.  Otras  ideas  para  liberarse  de  este  hábito  se  señalan  a
                  continuación:


                  •  Escriba cada uno de sus “rellenos” habituales en varios papeles, cruce la
                        palabra con una gran X roja y pegue los papeles en lugares bien visibles:

                        teléfonos, espejos, calculadoras de bolsillo, en el refrigerador...donde

                        los  vea.  Hasta  en  la  pulsera  del  reloj  puede  llevar  una  versión  en
                        miniatura.


                  •  Haga un pacto con alguien para que le dé un ligero codazo o le haga una
                        señal convenida cada vez que usted los use.




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