Page 100 - Manual auxiliarde conserje
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He aquí algunas reglas útiles para evitar un lenguaje que pueda ser
ofensivo:
• Cuidar el tratamiento con los apellidos. Si presenta al “señor Fernández”,
a su interlocutora debe presentarla como la “señora Romero”, no como
“María”. Y si presenta o se dirige a la mujer por su nombre de pila, haga
lo mismo con el hombre.
• Si en la casa hay personas con título, presentarlas sencillamente como:
“Un amigo, el ingeniero Chávez”, “Mi médico, el doctor Saporta”, “Mi
abogada, la señora Pereda”.
• Casi es innecesario decir hasta qué punto es lenguaje débil llamar a una
mujer chica, reina, chata, guapa.
• Llamar a las personas por el nombre con que ellas mismas se han
presentado.
• No introducir por su cuenta diminutivos ni apodos coloquiales. No llame
Pedrito a Pedro, ni Pepa a Josefa.
1.3.4. ¿CÓMO ESCUCHO?
Cabe preguntarse, en términos generales, hasta qué punto
escuchamos mal. La investigación demuestra que:
• Sólo usamos aproximadamente un cuarto de nuestra capacidad de
escucha.
• Sólo usamos un décimo de nuestro potencial de memoria.
• En el término de ocho horas nos olvidamos de la mitad de lo que hemos
oído.
• Finalmente, olvidamos el noventa y cinco por ciento de lo que hemos oído,
a menos que algo nos lo recuerde después.
• Lo poco que recordamos, lo deformamos.
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