Page 192 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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que servían al espíritu del Mal eran llamados «magos negros», mientras que los que
servían al espíritu del Bien eran llamados «magos blancos». El blanco y el negro se
asociaban, respectivamente, con el día y la noche y muchas veces se hace alusión al
interminable conflicto entre la luz y la sombra en las mitologías de diversos pueblos.
El demonio egipcio, Tifón, se representaba en parte como cocodrilo y en parte
como cerdo, porque estos animales son gordos y primitivos, tanto de aspecto como de
temperamento. Desde que el mundo es mundo, los seres vivos han temido a la
oscuridad y las pocas criaturas que la usan para encubrir lo que hacen por lo general
se relacionaban con el espíritu del Mal. Por consiguiente, los gatos, los murciélagos,
los sapos y los búhos se asocian con la brujería. En determinadas partes de Europa
siguen creyendo que por la noche los magos negros se convierten en lobos y van por
ahí destruyendo cosas. De este concepto surgieron las historias de los hombres lobo.
Las serpientes, porque vivían en la tierra, se asociaban con el espíritu de la oscuridad.
Como la batalla entre el Bien y el Mal gira en torno al uso de las fuerzas generadoras
de la Naturaleza, las serpientes aladas representan la regeneración de la naturaleza
animal del hombre o a aquellos Grandes que se han regenerado por completo. Entre
los egipcios, a menudo se veían los rayos del sol acabados en manos humanas. Los
masones encontrarán una relación entre aquellas manos y la conocida garra del león
que levanta todas las cosas hacia la vida.
Los colores solares
La teoría, sostenida durante tanto tiempo, de los tres colores primarios y los cuatro
secundarios es puramente exotérica, porque desde los tiempos más remotos se sabe
que los colores primarios son siete, en lugar de tres, aunque el ojo humano solo es
capaz de apreciar tres de ellos. Por consiguiente, aunque se puede hacer el verde
mediante la combinación del azul y el amarillo, también hay un verde auténtico o
primario que no es compuesto. Para demostrarlo, hay que descomponer el espectro
con un prisma. Helmholtz descubrió que los llamados colores secundarios del
espectro no se podían descomponer en sus supuestos colores primarios; es decir que,
si se pasaba el anaranjado del espectro por un segundo prisma, no se descomponía en
rojo y amarillo, sino que seguía siendo anaranjado.
La conciencia, la inteligencia y la fuerza se simbolizan, adecuadamente, mediante
el azul, el amarillo y el rojo. Los efectos terapéuticos de los colores, asimismo,
armonizan con este concepto, porque el azul es un color eléctrico, agradable y sedante;