Page 250 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Aunque la entrada estaba marcada por dos obeliscos de bronce, la cueva, rodeada por

  un muro de piedras blancas y oculta en medio de un bosquecillo de árboles sagrados,

  no tenía un aspecto imponente. No cabe duda de que quienes entraban en ella pasaban
  por experiencias extrañas, porque estaban obligados a dejar en el templo contiguo un

  relato  completo  de  lo  que  veían  y  escuchaban  mientras  estaban  en  el  oráculo.  Las

  profecías se daban en forma de sueños y visiones e iban acompañadas por intensos

  dolores de cabeza: algunos no se recuperaban jamás por completo de los efectos de su
  delirio.  La  relación  confusa  de  sus  experiencias  era  interpretada  por  los  sacerdotes

  según la pregunta que había que responder. Aunque es probable que los sacerdotes

  usaran  alguna  hierba  desconocida  para  provocar  los  sueños  o  las  visiones  de  la
  caverna, su habilidad para interpretarlos rayaba en lo sobrenatural. Antes de consultar

  el  oráculo,  era  necesario  ofrecer  un  carnero  al  demonio  de  la  cueva  y  el  sacerdote

  decidía  por  hieromancia  si  el  momento  elegido  era  propicio  y  el  sacrificio  era
  satisfactorio.






  Las siete maravillas del mundo


  Muchos de los escultores y los arquitectos del mundo antiguo eran iniciados de los

  Misterios,  sobre  todo  de  los  ritos  eleusinos.  Desde  el  principio  de  los  tiempos,  los

  encargados de ajustar las piedras y de tallar la madera han constituido una casta a la

  sombra de la divinidad. A medida que la civilización se fue extendiendo lentamente
  sobre  la  tierra,  se  construyeron  y  se  abandonaron  ciudades,  se  levantaron

  monumentos a héroes actualmente desconocidos y se erigieron templos a dioses que

  se han deshecho entre el polvo de las naciones que inspiraron. La investigación ha

  demostrado  no  solo  que  los  constructores  de  tales  ciudades  y  monumentos  y  los
  escultores que cincelaron los rostros inescrutables de los dioses eran maestros en su

  oficio,  sino  también  que  en  el  mundo  actual  no  hay  nadie  equiparable  a  ellos.  El

  profundo  conocimiento  de  la  matemática  y  la  astronomía  que  se  manifiesta  en  la
  arquitectura antigua y el conocimiento igual de profundo de la anatomía que revela la

  estatuaria griega demuestran que, en ambos casos, sus artífices eran mentes superiores

  y profundamente ilustradas en el saber que constituía los arcanos de los Misterios. Por

  eso  se  estableció  el  gremio  de  constructores,  precursor  de  la  masonería  moderna.
  Cuando  los  contrataban  para  construir  palacios,  templos  o  tumbas  o  para  esculpir

  estatuas para los ricos, aquellos arquitectos y artistas iniciados ocultaban en sus obras
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