Page 251 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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la doctrina secreta, de modo que ahora, mucho después de que sus huesos hayan
vuelto a convertirse en polvo, el mundo se da cuenta de que aquellos primeros
artesanos fueron, sin duda, iniciados como es debido y les correspondía recibir
salarios de Maestros [56] .
Las siete maravillas del mundo, aunque aparentemente se diseñaron por motivos
diversos, en realidad eran monumentos erigidos para perpetuar los arcanos de los
Misterios. Eran estructuras simbólicas, situadas en lugares peculiares, y los iniciados
son los únicos que pueden detectar el verdadero motivo de su construcción. Éliphas
Lévi ha destacado la notable correspondencia entre las siete maravillas y los siete
planetas.
Las siete maravillas del mundo fueron construidas por hijos de viudas en honor de
los siete genios planetarios y su simbolismo secreto es idéntico al de los siete sellos del
Apocalipsis y las siete iglesias de Asia.
1. El Coloso de Rodas, una estatua de bronce gigantesca de unos treinta y tres
metros de altura, cuya construcción requirió más de doce años, fue la obra de un
artista iniciado: Cares de Lindos. La teoría popular —aceptada durante varios siglos—
de que la figura tenía un pie a cada lado de la entrada del puerto de Rodas y que entre
ellos podían pasar los barcos con todos sus aparejos nunca se ha podido confirmar.
Lamentablemente, la figura solo estuvo en pie cincuenta y seis años: un terremoto la
derribó en el 224 a. de C. Las partes del coloso destrozado permanecieron esparcidas
por el suelo durante más de novecientos años; finalmente fueron vendidas a un
mercader judío, que se llevó el metal a lomos de setecientos camellos. Algunos creían
que el bronce se convirtió en municiones y otros que se utilizó para hacer tubos de
desagüe. Aquella figura dorada gigantesca, con su corona de rayos solares y la
antorcha en alto, era la representación oculta del Hombre del Sol de los Misterios, el
Salvador Universal.
2. El arquitecto Quersifrón, en el siglo V a. de C., presentó a las ciudades jónicas
un plan para erigir un monumento conjunto en honor de su patrona, la diosa Diana. El
lugar elegido fue Éfeso, una ciudad situada al sur de Esmirna. El edificio se construyó
en mármol. El techo se sostenía mediante 127 columnas, cada una de dieciocho metros
de altura y más de ciento cincuenta toneladas de peso. El templo de Éfeso fue
destruido con magia negra alrededor del 356 a. de C., aunque el mundo atribuye aquel
hecho detestable al instrumento de su destrucción: un hombre trastornado llamado
Eróstrato. Posteriormente se reconstruyó, pero el simbolismo se había perdido. El