Page 382 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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el fuego supremo del universo estaba en medio de los cuerpos celestes, el fuego
supremo del mundo estaba, por analogía, sobre las piedras del hogar. Para los
pitagóricos y otras escuelas filosóficas, la naturaleza divina única de Dios se
manifestaba en el triple aspecto de Padre, Madre e Hijo y los tres constituían la Familia
Divina, cuya morada es la creación y cuyo símbolo natural y peculiar es el
cuadragésimo séptimo problema de Euclides. Dios Padre es espíritu; Dios Madre es
materia y Dios Hijo —el producto de ambos— representa la suma de las cosas vivas
que nacen de la naturaleza y la constituyen. La semilla del espíritu se siembra en el
vientre de la materia y, mediante una concepción inmaculada (pura) produce la
progenie. ¿Acaso no es este el auténtico misterio de la Virgen que tiene en sus brazos
al Niño Dios? ¿Quién se atreve a afirmar que tal simbolismo es inadecuado? El
misterio de la vida es el misterio supremo que se revela en toda su dignidad divina y
es glorificado como el logro perfecto de la naturaleza por los sabios iniciados y por
los profetas de todos los tiempos.
Sin embargo, la mojigatería actual considera que este mismo misterio no es apto
para personas con una mentalidad sagrada. Contrariamente a los dictados de la razón,
se impone un modelo según el cual es preferible la inocencia nacida de la ignorancia
antes que la virtud nacida del conocimiento. Sin embargo, con el tiempo, el hombre
aprenderá que no tiene que avergonzarse nunca de la verdad. Mientras no lo aprenda,
es falso a su Dios, a su mundo y a sí mismo. En este sentido, el cristianismo ha
fracasado en su misión, lamentablemente. Aunque afirma que el cuerpo humano es el
templo vivo del Dios vivo, a continuación afirma que las sustancias y las funciones de
este templo son impuras y que su estudio corrompe los delicados sentimientos de los
justos. Con esta actitud malsana, se degrada y se difama el cuerpo del hombre, la casa
de Dios. Sin embargo, la propia cruz es el más antiguo de los emblemas fálicos y las
ventanas rómbicas de las catedrales demuestran que los símbolos yónicos han
sobrevivido a la destrucción de los Misterios paganos. La estructura misma de la
propia Iglesia está impregnada de elementos fálicos. Si retiramos de la Iglesia cristiana
todos los emblemas que tienen origen en Príapo, no queda nada, porque hasta la tierra
en la que se levanta era, por su fertilidad, el primer símbolo yónico. Como la
presencia de estos emblemas de los procesos generadores resulta desconocida o bien
la mayoría hace caso omiso de ellos, por lo general no se aprecia lo irónico de la
situación. Solo los versados en el lenguaje secreto de la Antigüedad son capaces de
comprender la importancia divina de estos emblemas.
Las flores se elegían como símbolo por muchos motivos. Gracias a la enorme
variedad floral, siempre se podía encontrar alguna planta o alguna flor que fuese