Page 387 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 387

Testamento, el huerto de los olivos en el jardín de Getsemaní al que Jesús fue a orar y

  el árbol milagroso del Apocalipsis, que producía doce frutos diferentes y cuyas hojas
  servían  para  curar  a  las  naciones,  dan  testimonio  de  la  estima  que  sentían  por  los

  árboles los escribas de las Sagradas Escrituras. Buda recibió su iluminación mientras

  estaba debajo del árbol bodhi, cerca de Madrás, en India, y varios dioses orientales se

  representan sentados meditando bajo las ramas abiertas de árboles poderosos. Muchos
  de los grandes sabios y salvadores llevaban bastones, varas y cayados hechos con la

  madera de árboles sagrados, como las varas de Moisés y de Aarón; Gungnir, la lanza

  de Odín, cortada del árbol de la Vida. y el caduceo sagrado de Hermes, en tomo al

  cual se enroscaban las serpientes enfrentadas.
       Los numerosos usos que dieron los antiguos al árbol y sus productos son factores

  que contribuyen a su simbolismo. Su culto estaba basado, hasta cierto punto, en su

  utilidad. J. P. Lundy escribe al respecto: «Los árboles ocupan un lugar tan importante
  en la economía de la naturaleza, porque atraen y conservan la humedad y protegen del

  sol  las  fuentes  de  agua  y  el  suelo  para  evitar  la  esterilidad  y  la  desolación;  son  tan

  útiles para el hombre, para darle sombra, frutos, medicinas, combustible, material para
  construir casas y barcos, muebles y casi todos los aspectos de la vida, que no es de

  extrañar que a algunos de los más notables, como el roble, el pino, la palmera y el

  plátano, los consideren sagrados y los usen para el culto».                      [89]

       Los primeros Padres de la Iglesia a veces usaban el árbol como símbolo de Cristo.

  Creían que el cristianismo acabaría por crecer como un roble poderoso, que dejaría en
  la  sombra  a  todas  las  demás  fes  de  la  humanidad.  Como  todos  los  años  pierde  su

  follaje, también se consideraba al árbol un emblema adecuado de la resurrección y la

  reencarnación, porque, aunque pareciera que moría en otoño, volvía a florecer con
  renovado verdor en la primavera siguiente.

       Tras la denominación del árbol de la Vida y el árbol del Conocimiento del Bien y

  del Mal se esconde el gran arcano de la Antigüedad: el misterio del equilibrio. El árbol

  de la Vida representa el punto de equilibrio espiritual: el secreto de la inmortalidad. El
  árbol  del  Conocimiento  del  Bien  y  del  Mal,  como  su  nombre  indica,  representa  la

  polaridad o el desequilibrio: el secreto de la mortalidad. Así lo revelan los cabalistas al

  asignar la columna central de su diagrama sefirótico al árbol de la Vida y las dos ramas

  laterales, al árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. «Las fuerzas desequilibradas
  perecen  en  el  vacío»,  anuncia  la  obra  secreta,  y  todo  se  da  a  conocer.  La  manzana

  representa el conocimiento de los procesos de la procreación, con cuyo despenar se

  estableció el universo material. La alegoría de Adán y Eva en el jardín del Edén es un
   382   383   384   385   386   387   388   389   390   391   392