Page 388 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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mito cósmico y revela los métodos de la creación universal y la individual. La historia

  en sí, aceptada durante tantísimos siglos por un mundo irreflexivo, es absurda, pero el
  misterio  creativo  del  cual  es  símbolo  es  una  de  las  verdades  más  profundas  de  la

  naturaleza. Los ofitas (adoradores de serpientes) veneraban a la serpiente del Edén,

  porque  era  la  causa  de  la  existencia  individual.  Aunque  la  humanidad  deambula

  todavía  en  un  mundo  de  bondad  y  maldad,  acabará  por  llegar  al  final  y  comerá  el
  fruto  del  árbol  de  la  Vida,  que  crece  en  medio  del  jardín  ilusorio  de  las  cosas

  mundanas. Por consiguiente, el árbol de la Vida también es el símbolo asignado a los

  Misterios y, al ser partícipe de sus frutos, el hombre alcanza la inmortalidad.

       El roble, el pino, el fresno, el ciprés y la palmera son los cinco árboles de mayor
  importancia simbólica. El Dios Padre de los Misterios a menudo era adorado con la

  forma de un roble; el Dios Salvador —con frecuencia el mártir del universo—, con la

  forma de un pino: el eje del mundo y la naturaleza divina en la humanidad, con la
  forma de un fresno; la diosa o el principio maternal, con la forma de un ciprés, y el

  polo positivo de la generación, con la forma de la inflorescencia de la palmera datilera

  masculina. La piña es un símbolo fálico desde la Antigüedad más remota. El tirso de
  Baco —una vara o bastón largo, con una piña o un racimo de uvas en el extremo y

  con hojas de hiedra o de parra o a veces cintas enrolladas alrededor— significa que

  las maravillas de la Naturaleza solo se pueden alcanzar con ayuda de la virilidad solar,

  que  está  representada  por  la  piña  o  por  las  uvas.  En  los  Misterios  frigios,  Atis,  el
  salvador solar omnipresente, muere bajo las ramas del pino (en alusión al globo solar

  en el solsticio de invierno) y por este motivo el pino era sagrado para su culto. Este

  árbol también era sagrado en los Misterios de Dioniso y de Apolo.

       Entre los egipcios y los judíos antiguos, la acacia, o tamarindo, era objeto de la
  máxima estima religiosa y, para los masones modernos, las ramas de acacia, ciprés,

  cedro o de las plantas de hoja perenne siguen siendo emblemas muy significativos. La

  Acacia seyal, que los hijos de Israel utilizaron para construir el Tabernáculo y el Arca
  de la Alianza, era una especie de acacia. Albert Pike ha descrito este árbol sagrado con

  las  siguientes  palabras:  «La  acacia  auténtica,  además,  es  el  tamarindo  espinoso,  el

  mismo árbol que creció alrededor del cuerpo de Osiris Era un árbol sagrado para los

  árabes,  que  hicieron  con  él  la  imagen  de  la  diosa  Al-Uzza,  que  Mahoma  destruyó.
  Abunda en forma de arbusto en el desierto de Thur y con ella se fabricó la corona de

  espinas que pusieron en la frente de Jesús de Nazaret. Es adecuada como símbolo de

  inmortalidad, por la tenacidad con la que vive, porque se conocen casos en los que,

  habiendo sido usada como jamba de una puerta, volvió a echar raíces y nuevas ramas
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