Page 383 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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adecuada  para  ilustrar  casi  cualquier  cualidad  o  condición.  A  veces  se  escogía  una

  planta  por  algún  mito  relacionado  con  su  origen,  como  las  historias  de  Dafne  y
  Narciso: por el ambiente peculiar en el que vive, como la orquídea y el hongo; por su

  forma expresiva, como la pasionaria y la azucena blanca; por su brillo o su fragancia,

  como la verbena y el espliego; porque mantenía su forma indefinidamente, como la

  flor imperecedera, o por sus características insólitas, como el girasol y el heliotropo,
  sagrados desde hace mucho tiempo por su afinidad con el sol.

       Una planta también se puede considerar digna de veneración porque de sus hojas,

  pétalos, tallos o raíces machacadas se pueden extraer ungüentos curativos, esencias o

  drogas  que  afectan  la  naturaleza  y  la  inteligencia  de  los  seres  humanos,  como  la
  adormidera  y  las  hierbas  antiguas  de  la  profecía.  La  planta  también  se  puede

  considerar  eficaz  para  curar  muchas  enfermedades,  porque  su  fruto,  sus  hojas,  sus

  pétalos o sus raíces guardan una similitud de forma o de color con partes u órganos
  del  cuerpo  humano.  Por  ejemplo,  decían  que  los  jugos  destilados  de  determinadas

  especies de helechos, así como también el musgo velloso que crece en los robles y el

  vilano de cardo, hacen crecer el cabello; que las plantas del género Dentaria, también
  llamado Cardamine, que tienen una forma parecida a un diente, curaban el dolor de

  muelas,  y  que  la  planta  llamada  Palma  christi,  por  su  forma,  curaba  todas  las

  dolencias de las manos.

       En realidad, la flor es el aparato reproductor de la planta y, por consiguiente, muy
  adecuada como símbolo de pureza sexual, un requisito incondicional de los Misterios

  antiguos. Por consiguiente, la flor representa el ideal de belleza y regeneración que, en

  definitiva, acabará por sustituir a la lujuria y la degeneración.

       De todas las flores simbólicas, la flor de loto de India y Egipto y la rosa de los
  rosacruces son las más importantes. En cuanto a su simbolismo, estas dos flores se

  consideran idénticas. Las doctrinas esotéricas que representa el loto se han perpetuado

  en la Europa moderna con la forma de la rosa. La rosa y el loto son emblemas yónicos
  que  simbolizan,  fundamentalmente,  el  misterio  creativo  maternal,  mientras  que  la

  azucena blanca se considera fálica.

       Los  iniciados  brahmanes  y  egipcios,  que  sin  duda  comprendían  los  sistemas

  secretos de la cultura espiritual mediante los cuales se pueden estimular los centros
  latentes de energía cósmica que hay en el hombre, utilizaban las flores de loto para

  representar los vórtices de energía espiritual situados en distintos puntos a lo largo de

  la  columna  vertebral,  que  los  hindúes  llamaban  chakras,  ruedas  o  discos.  Siete  de

  estos chakras son de fundamental importancia y cada uno tiene su correspondencia en
  los ganglios y los plexos nerviosos. Según las escuelas secretas, el ganglio del sacro es
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