Page 443 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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En su descripción, los antiguos coincidían en determinadas características destacadas.
  Por  lo  general,  casi  todas  las  ondinas  se  parecían  mucho  a  los  seres  humanos  en

  aspecto y tamaño, aunque las que vivían en arroyos y fuentes pequeñas tenían, como

  corresponde, proporciones más reducidas. Se creía que aquellos espíritus del agua en
  ocasiones podían adoptar la apariencia de seres humanos normales y que llegaban a

  relacionarse con hombres y mujeres. Abundan las leyendas sobre estos espíritus y su

  adopción por parte de familias de pescadores, pero en casi todos los casos las ondinas
  oían la llamada de las aguas y regresaban al reino de Neptuno, el rey del mar.

       No se sabe casi nada acerca de las ondinas masculinas. Los espíritus del agua no

  establecían hogares a la manera de los gnomos, sino que vivían en cavernas de coral

  debajo del agua o entre los juncos que crecen en las márgenes de los ríos o a orillas de
  los lagos. Entre los celtas hay una leyenda que dice que, antes de la llegada de sus

  habitantes  actuales,  Irlanda  estaba  poblada  por  una  raza  extraña  de  criaturas

  semidivinas  que,  al  llegar  los  celtas  modernos,  se  retiraron  a  las  marismas  y  los

  terrenos  pantanosos,  donde  permanecen  hasta  hoy.  Unas  ondinas  diminutas  vivían
  bajo las hojas de los nenúfares y en casitas de musgo salpicadas por las cascadas. Las

  ondinas trabajaban con las esencias vitales y los líquidos de las plantas, los animales y

  los seres humanos, y estaban presentes en todo lo que contuviera agua. Cuando se
  dejaban ver, por lo general se parecían a las diosas de la estatuaria griega. Surgían del

  agua envueltas en la neblina y no podían existir mucho tiempo lejos de ella.

       Existen  muchas  familias  de  ondinas,  cada  una  con  sus  propias  limitaciones.  Es
  imposible hablar aquí de todas ellas en detalle. Aman y honran a su reina, Necksa, a la

  que sirven incansablemente. Se dice que son vitales y a ellas se ha dado como trono la

  esquina occidental de la creación. Son seres bastante emotivos, amistosos con la vida

  humana  y  aficionados  a  servir  a  la  humanidad.  A  veces  se  representan  a  lomos  de
  delfines o de otros peces grandes y parecen sentir un afecto especial por las flores y

  las plantas, a las que sirven casi con tanta devoción e inteligencia como los gnomos.

  Los  poetas  antiguos  decían  que  los  cantos  de  las  ondinas  sonaban  en  el  viento  del

  oeste y que su vida estaba consagrada al embellecimiento de la tierra material.





  Salamandras



  El  tercer  grupo  de  elementales  es  el  de  las  salamandras,  o  espíritus  del  fuego,  que
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