Page 512 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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celeste: Adán Kadmón, la idea del universo. Entonces, los diez globos divinos (las
sefirot) se consideran análogos a los diez miembros y órganos sagrados del
Protogonos, según la disposición siguiente. Kéter es la corona de la cabeza prototípica
y podría hacer referencia a la glándula pineal; Jojmá y Biná son, respectivamente, el
hemisferio derecho y el izquierdo del Gran Cerebro; Jésed y Gevurá (Pechad) son,
respectivamente, el brazo derecho y el izquierdo y representan los miembros creativos
y activos del Gran Hombre: Tíféret es el corazón, o, según algunos, todas las vísceras;
Nétsaj y Hod son, respectivamente, la pierna derecha y la izquierda, o los apoyos del
mundo; Yesod es el aparato reproductor, o el fundamento de la forma, y Maljut
representa los dos pies, o la base del ser. En ocasiones se considera a Yesod el poder
generativo masculino y a Maljut, el femenino. El Gran Hombre concebido de esta
manera es la imagen gigantesca del sueño de Nabucodonosor, con la cabeza de oro,
los brazos y el pecho de plata, el cuerpo de bronce, las piernas de hierro y los pies de
arcilla. Los cabalistas medievales también asignaban uno de los diez mandamientos y
una décima parte del Padre Nuestro, por orden, a cada una de las diez sefirot.
Con respecto a las emanaciones de Kéter que se establecen como tres tríadas de
poderes creativos —en el Zohar las califican de tres cabezas con tres caras cada una—,
H. P. Blavatsky escribe lo siguiente: «Esta [Kéter] era la primera de las sefirot y
contenía en sí misma a las otras nueve t w r y p s sefirot o inteligencias, que, en su
totalidad y unidad, representan al hombre arquetípico, Adán Kadmón, el
πρωτογονοσ, que, a pesar de su individualidad o unidad, es dual, o bisexual, en
griego didumos, porque es el prototipo de toda la humanidad. De este modo
obtenemos tres trinidades, cada una de las cuales está dentro de una “cabeza”. En la
primera cabeza, o cara (la Trimurti hindú de tres caras), encontramos a Sephira
[Kéter], el primer andrógino, en el vértice del triángulo superior, que emite a Hachama
[Jojmá], o la sabiduría, una potencia masculina y activa —también llamada Jah, h y—
y a Biná, h g y b , o la inteligencia, una potencia femenina y pasiva, que también está
representada en el nombre de Jehová, h w h y. Estas tres forman la primera trinidad, o
“cara” de las sefirot. De esta tríada emanó Hesed, d s h, o la misericordia, una
potencia activa masculina, también llamada El, de la cual emanó Gevurá, h d w b n, o
la justicia, también llamada Eloha, una potencia femenina pasiva: de la unión de estas
dos se produjo Tiféret, t d a p t, la belleza, la clemencia, el sol espiritual, conocido
por el nombre divino de Elohim, y se formó la segunda tríada, “cara” o “cabeza”.
Estas emanaron, a su vez, la potencia masculina Netzah, h x n, la firmeza o Jehová
Sabaoth, que produjo la potencia femenina pasiva, Hod, d w h, el esplendor, o Elohim
Sabaoth; las dos produjeron a Yesod, d w s, el fundamento, que es el poderoso y vivo