Page 740 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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En reconocimiento de los logros intelectuales de Bacon, el rey Jacobo le entregó los

  manuscritos de los traductores de lo que actualmente se conoce como la Biblia del rey
  Jacobo, se supone que para que los cotejara, los corrigiera y los repasara. Conservó

  los manuscritos en su poder durante casi un año, pero no se sabe qué ocurrió durante

  aquel período. Con respecto a esta obra, William T. Smedley escribe lo siguiente: «Al

  final se demostrará que quien urdió todo el plan de la versión autorizada de la Biblia

  fue Francis Bacon».         [194]  La primera edición de la Biblia del rey Jacobo contiene una
  viñeta baconiana críptica. ¿Habrá ocultado Bacon de forma criptográfica en la Biblia

  autorizada  aquello  que  no  se  atrevió  a  revelar  en  el  texto  de  forma  literal:  la  clave

  secreta rosacruz del cristianismo místico y el masónico?
       Sin  ninguna  duda,  sir  Francis  Bacon  poseía  la  diversidad  de  conocimientos

  generales  y  filosóficos  necesarios  para  escribir  las  obras  de  teatro  y  los  sonetos

  «shakespearianos», ya que por lo general se lo reconoce como compositor, abogado y
  lingüista. Tanto su capellán, el doctor William Rawley, como Ben Jonson dan fe de sus

  logros filosóficos y poéticos. El primero rinde a Bacon este homenaje extraordinario:

  «Me he visto inducido a pensar que, si un rayo de conocimiento procedente de Dios

  ha llegado a algún hombre en la era moderna, ha caído en él, porque, si bien era un
  gran lector de libros, no ha sido de ellos de donde ha obtenido su conocimiento, sino

  de algunos ámbitos y nociones que había en él mismo».                         [195]

       Sir Francis Bacon no solo era un abogado competente, sino también un cortesano

  refinado, además de conocer a fondo la legislación parlamentaria y el protocolo de la
  corte  real  que  se  ponen  de  manifiesto  en  las  obras  «shakespearianas»,  un

  conocimiento que no podría haber adquirido un hombre de humilde condición como

  el actor de Stratford. Además, lord Verulam visitó muchos de los países extranjeros
  que sirven de fondo a las obras de teatro y, por consiguiente, estaba en condiciones de

  crear la atmósfera local auténtica que se menciona en ellas, mientras que no se tiene

  constancia de que William Shakspere viajara jamás fuera de Inglaterra.

       La espléndida biblioteca reunida por sir Francis Bacon contenía precisamente los
  volúmenes  necesarios  para  proporcionar  las  citas  y  las  anécdotas  incluidas  en  las

  obras  de  Shakespeare.  En  realidad,  muchas  de  las  obras  de  teatro  se  basan  en

  argumentos de escritos anteriores, que no habían sido traducidos al inglés en aquella

  época. Por sus habilidades académicas, es posible que lord Verulam hubiera leído los
  libros originales, mientras que es muy poco probable que William Shakspere hubiese

  podido hacer lo mismo.
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