Page 775 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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A continuación, el autor de esta constitución declara que uno de aquellos pilares

  fue  descubierto  posteriormente  por  Hermes,  que  comunicó  a  la  humanidad  los

  secretos inscritos en ellos.
       En Antigüedades de los judíos, Flavio Josefo escribe que Adán había advertido a

  sus  descendientes  que  un  diluvio  destruiría  a  la  humanidad  pecadora.  Por

  consiguiente, para preservar su ciencia y su filosofía, los hijos de Set erigieron dos

  pilares, uno de ladrillo y el otro de piedra, sobre los cuales inscribieron las claves de
  su  conocimiento.  El  patriarca  Enoch  —cuyo  nombre  significa  Iniciador—  es,

  evidentemente, una personificación del sol, ya que vivió 365 años. También construyó

  un templo subterráneo compuesto por nueve criptas, una debajo de otra, y colocó en

  la más profunda una tablilla de oro triangular con el nombre absoluto e inefable de la
  divinidad.  Según  algunas  versiones,  Enoch  hizo  dos  deltas  doradas.  Puso  la  más

  grande sobre el altar cúbico de color blanco que había en la cripta inferior y dejó la

  más pequeña al cuidado de su hijo, Matusalén, que en realidad fue quien se encargó
  de la construcción de las cámaras de ladrillo, siguiendo el modelo revelado a su padre

  por el Altísimo. En la forma y la disposición de aquellas criptas, Enoch representó las

  nueve esferas de los antiguos Misterios y los nueve estratos sagrados de la tierra, que

  el  iniciado  debe  atravesar  para  llegar  al  espíritu  llameante  que  vive  en  su  núcleo
  central.

       Según el simbolismo masónico, Enoch, temeroso de que todo el conocimiento de

  los Misterios sagrados se perdiera en el momento del diluvio, erigió las dos columnas

  mencionadas  en  la  cita.  En  la  columna  de  metal  y  con  los  símbolos  alegóricos
  correspondientes,  grabó  la  enseñanza  secreta  y  en  la  columna  de  mármol  puso  una

  inscripción que avisaba que, a corta distancia y en una cripta subterránea, se hallaría

  un tesoro inestimable. Una vez finalizada su tarea, Enoch fue trasladado al cielo desde
  la cima del monte Moria. Con el tiempo, el emplazamiento de las criptas secretas se

  perdió; sin embargo, con el correr de los años apareció otro constructor, un iniciado

  en la orden de Enoch, que, al poner los cimientos para otro templo dedicado al Gran
  Arquitecto  del  Universo,  descubrió  las  criptas  perdidas  hacía  tanto  tiempo  y  los

  secretos que contenían.

       El  rey  Enrique  VIII  encargó  a  John  Leylande  que  revisara  los  archivos  de  las

  distintas instituciones religiosas que había disuelto y que retirara para su conservación
  todos  los  libros  o  manuscritos  de  importancia.  Entre  los  documentos  copiados  por

  Leylande había una serie de preguntas y respuestas sobre el misterio de la masonería

  escritas por el rey Enrique VI. En respuesta a la pregunta «cómo llegó la masonería a
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