Page 799 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 799

religión  comparada,  resulta  evidente  que  aquellos  secretos,  reunidos  por  un  grupo

  reducido de filósofos y místicos fieles, se revistieron de nuevas prendas simbólicas y
  así se conservaron durante varios siglos con el nombre de «cristianismo místico». En

  general  se  supone  que  los  esenios  fueron  los  custodios  de  aquel  conocimiento  y

  también los iniciadores y educadores de Jesús. En tal caso, no cabe duda de que Jesús

  se inició en el mismo templo de Melquisedec en el que Pitágoras había estudiado seis
  siglos antes.

       Los esenios —la más destacada de las primeras sectas sirias— fueron una orden

  de hombres y mujeres piadosos que vivían como ascetas y dedicaban el día a trabajos

  sencillos  y  la  noche  a  la  oración.  Flavio  Josefo,  el  gran  historiador  judío,  habla  de
  ellos  con  términos  muy  elogiosos:  «Enseñan  la  inmortalidad  del  alma  —dice—  y

  estiman  que  uno  debe  esforzarse  para  alcanzar  las  recompensas  de  la  rectitud  —y

  añade en otro lugar—: Sin embargo, llevan una vida mejor que la de otros hombres y
  son  totalmente  adictos  a  la  buena  administración».  Se  supone  que  el  nombre  de

  «esenios» deriva de una palabra siria antigua que significaba «médico» y se cree que

  aquellas  gentes  amables  tenían  como  finalidad  de  su  existencia  la  curación  de  la
  mente,  el  alma  y  el  cuerpo  de  los  enfermos.  Según  Édouard  Schuré,  tenían  dos

  comunidades o centros principales: uno en Egipto, a orillas del lago Maoris y el otro

  en  Palestina,  en  Engaddi,  cerca  del  Mar  Muerto.  Algunos  expertos  remontan  sus

  orígenes a las escuelas del profeta Samuel, aunque la mayoría les atribuye un origen
  egipcio u oriental. Su forma de rezar, meditar y ayunar no difería mucho de la de los

  sabios o santos del Lejano Oriente. Para ser miembro de la orden esenia había que

  pasar un período de prueba de un año. Aquella escuela mistérica, como tantas otras,

  tenía tres grados y muy pocos candidatos lograban superarlos todos. Los esenios se
  dividían en dos comunidades diferenciadas: los miembros de una eran todos célibes y

  los de la otra, todos casados.

       Los esenios nunca fueron comerciantes ni participaban en la vida comercial de las
  ciudades, sino que vivían de la agricultura y de la cría de ovejas para aprovechar la

  lana y también de artesanías como la alfarería y la carpintería. En los Evangelios y en

  los  Libros  Apócrifos,  con  respecto  a  José,  el  padre  de  Jesús,  se  dice  que  era  tanto

  carpintero como alfarero. En el evangelio apócrifo de santo Tomás y también en el
  Pseudo-Mateo se dice que el niño Jesús hacía gorriones de arcilla que, cuando daba

  una palmada, cobraban vida y echaban a volar. Se consideraba a los esenios la clase

  de judíos más instruidos y se tiene constancia de que los nombraban tutores de los

  hijos  de  los  oficiales  romanos  destinados  en  Siria.  Como  había  entre  ellos  tantos
  artesanos,  la  orden  se  considera  precursora  de  la  masonería  moderna.  Entre  los
   794   795   796   797   798   799   800   801   802   803   804