Page 802 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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más profundos. Como todos los grandes iniciados, tuvo que viajar hacia el este y, sin

  duda,  dedicó  los  años  de  Su  vida  de  los  que  nada  sabemos  a  familiarizarse  con  la
  enseñanza secreta que más adelante comunicaría al mundo. Después de consumar las

  prácticas ascéticas de Su orden, fue cristianado. Una vez reunido así con Su propia

  fuente espiritual, salió en el nombre de Aquel que ha sido crucificado desde antes de

  la creación de los mundos y, reuniendo a Su alrededor a discípulos y apóstoles, los
  instruyó en la enseñanza secreta que había desaparecido —al menos en parte— de las

  doctrinas de Israel. Se desconoce Su destino, aunque es muy probable que sufriera la

  persecución  que  toca  en  suerte  a  aquellos  que  tratan  de  rehacer  el  sistema  ético,

  filosófico o religioso de su tiempo.
       Jesús hablaba a las multitudes con parábolas; también hablaba con parábolas a Sus

  discípulos, aunque en este caso eran más exaltadas y filosóficas Voltaire dijo que la

  Iglesia  cristiana  debería  haber  canonizado  a  Platón,  porque,  al  ser  el  primero  que
  propuso  el  misterio  de  Christos,  contribuyó  más  que  nadie  a  sus  doctrinas

  fundamentales. Jesús reveló a Sus discípulos que el mundo inferior está sometido al

  control  de  un  gran  ser  espiritual  que  lo  había  creado  según  la  voluntad  del  Padre
  Eterno. La mente de aquel gran ángel era, al mismo tiempo, la mente del mundo y

  también la mente terrenal. Y para que los hombres no murieran de mundanidad, el

  Padre Eterno envió a la creación al mayor y más exaltado de Sus poderes: la Mente

  Divina, que Se ofreció como sacrificio viviente y fue partida y comida por el mundo.
  Después de entregar Su espíritu y Su cuerpo en una cena secreta y sagrada a las doce

  clases de criaturas racionales, aquella Mente Divina pasó a formar parte de todas las

  cosas  vivas,  con  lo  cual  el  hombre  pudo  usar  su  poder  como  puente  para  pasar  y

  alcanzar la inmortalidad. Quien elevaba su alma a aquella Mente Divina y la servía era
  recto  y,  después  de  alcanzar  la  rectitud,  liberaba  su  Mente  Divina,  que,  entonces,

  regresaba,  gloriosa,  a  Su  propia  fuente  divina.  Y  como  Él  les  había  llevado  aquel

  conocimiento, los discípulos se dijeron los unos a los otros: «¡Él Mismo es esta Mente
  personificada!».






  El ciclo Artúrico y la leyenda del Santo Grial


  Según la leyenda, el cuerpo del Christos (la ley espiritual) fue entregado a la custodia

  de dos hombres, a los cuales los Evangelios apenas mencionan. Eran Nicodemo y José

  de Arimatea, dos personas devotas que, aunque no figuraban entre los discípulos o

  apóstoles del Christos, fueron elegidos entre todos los demás para ser custodios de
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