Page 818 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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lugar de la muerte) y, después de vencer a la muerte (reconociendo que la vida es
eterna), regresaba otra vez al cuerpo, que entonces salía del cofre, tras lo cual los
sacerdotes lo reconocían como hermano, convencidos de que regresaba de la tierra de
los muertos. Aquel concepto era, en esencia, la enseñanza de los Misterios
Los salvadores crucificados
La lista de mortales inmortales que padecieron para que el hombre recibiera el
beneficio de la vida eterna es impresionante. Algunos de los que están relacionados
histórica o alegóricamente con la crucifixión son Prometeo, Adonis, Apolo, Atis,
Baco, Buda, Christna, Horus, Indra, Ixión, Mitra, Osiris, Pitágoras Quetzalcóatl,
Semíramis y Júpiter. Según los relatos fragmentarios que existen, todos estos héroes
dieron la vida para servir a la humanidad y, salvo una o dos excepciones, murieron
como mártires por la causa del progreso humano. De muchas maneras misteriosas, la
forma en que murieron se ha ocultado intencionadamente, aunque es posible que la
mayoría de ellos murieran crucificados en una cruz o en un árbol. El primer amigo del
hombre, el inmortal Prometeo, fue crucificado en la cima del monte Cáucaso y le
pusieron un buitre sobre el hígado para que lo atormentara durante toda la eternidad,
destrozándole la carne con sus garras Prometeo desobedeció el mandato de Zeus al
dar a los hombres el fuego y la inmortalidad, conque sufrió por los hombres hasta que
Hércules lo liberó de tantos años de tomento.
Con respecto a la crucifixión del Mitra persa, J. P. Lundy ha escrito lo siguiente:
«Dupuis nos cuenta que Mitra murió crucificado y resucitó el 25 de marzo. En los
Misterios persas se presentaba el cuerpo de un joven, en apariencia muerto, y se
simulaba que se le devolvía la vida. Se creía que, con sus sufrimientos, conseguía su
salvación y por eso lo llamaban su Salvador. Sus sacerdotes vigilaban su tumba hasta
la medianoche de la víspera del 25 de marzo, con fuertes gritos y a oscuras: de pronto,
todo se llenaba de luz y los sacerdotes exclamaban: “Regocijaos, sagrados iniciados,
porque vuestro Dios ha resucitado. Gracias a su muerte, sus dolores y su sufrimiento,
habéis conseguido la salvación”». [213]
En algunos casos, como el de Buda, el mito de la crucifixión se debe tomar en un
sentido más alegórico que literal, porque la forma en que murió ha sido registrada por
sus propios discípulos en el Libro de la Gran Extinción de Gotama el Buddha. No
obstante, el mero hecho de que la referencia simbólica a morir en un árbol se asocie
con estos héroes basta para demostrar la universalidad de la historia de la crucifixión.