Page 11 - Diálogos
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ha dejado una mancha oscura y pegajosa en la al-
fombra corroída. Con cuidado saco la cabeza de mí
último amante, aquel que me juro amor por sobre
todas las cosas, horas antes de encontrarlo en la cama
con una puta más joven. Su expresión casi muestra
paz, de no ser por la lengua que yace fuera de su
boca, morada e hinchada. Es una imagen grotesca,
pero liberadora. Tantas palabras vacías me taladraban
el pensamiento mientras hábilmente, con precisión qui-
rúrgica, me dedicaba al dulce placer de cortar su
garganta. Me daban fuerza y ánimos cada te amo,
cada beso, cada recuerdo de su cuerpo sobre el mío.
Y por eso estoy aquí, en este hotel, recostada en una
cama llena de ácaros y semen, acomodando esa ca-
beza que tanto amé junto a mí, cerca de mi pecho,
junto a mi corazón, mientras que con la otra mano
saco una pistola y la dirijo a mi sien.
Qué curioso, mi último pensamiento antes de jalar el
gatillo es que alguien más observe por entre la ventana
y sea capaz de inventarse una historia, llena de amor
y sexo, trágico y abrasante.
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