Page 87 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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¿Andarán dos juntos si no estan de acuerdo?               83


                           Esta carta a Laura, como la anterior dirigida a Rosa,
                      enfoca el problema de casarse con un incrédulo. La
                      mensajera del Señor plantea algunas preguntas bastante
                      directas. ¿Cómo las contestarías si estuvieras en lugar
                      de Laura?


                           Al leer esta carta, habría otras preguntas que muy
                      bien se podrían hacer a cada señorita que contempla

                      un matrimonio tal. ¿Estás siendo justa y honesta con el
                      joven que quiere casarse contigo?


                           En esta carta, publicada en Testimonies, tomo 5,
                      Elena G. de White define al incrédulo como uno que
                      “no ha aceptado la verdad para este tiempo”.

                                                                                               [86]
               Santa Elena, California

               Febrero 13, 1885
               Querida Laura,
                    He sabido que piensas casarte con alguien que no está unido
               contigo en fe religiosa, y me temo que no has pesado cuidadosamente
               este asunto tan importante. Antes de dar un paso que ha de ejercer
               una influencia sobre toda tu vida futura, te ruego que estudies el

               asunto con oración y reflexión. ¿Resultará esta nueva relación en
               fuente de verdadera felicidad? ¿Te ayudará en la vida cristiana?
               ¿Agradará a Dios? ¿Será el tuyo un ejemplo para otros?
                    Antes de dar su mano en matrimonio, toda mujer debe averiguar
               si aquel con quien está por unir su destino es digno. ¿Cuál ha sido

               su pasado? ¿Es pura su vida? ¿Es el amor que expresa de carácter
               noble y elevado o es un simple enamoramiento emotivo? ¿Tiene
               rasgos de carácter que le harán feliz a ella? ¿Podrá encontrar
               verdadera paz y gozo en su afecto? ¿Se le permitirá preservar su
               individualidad, o deberá someter su juicio y conciencia al domi-
               nio de su marido? Como discípula de Cristo, no se pertenece; ha

               sido comprada por precio. ¿Puede ella honrar los requerimientos
               del Salvador como supremos? ¿Conservará su alma y su cuerpo,
               sus pensamientos y propósitos puros y santos? Estas preguntas tie-
               nen una relación vital con el bienestar de cada mujer que contrae
               matrimonio.
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