Page 84 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
P. 84

80                      Cartas a Jóvenes Enamorados


               ciones opuestas. No podemos ser felices juntos, porque si yo sigo
               adelante para adquirir un conocimiento más perfecto de la voluntad
               de Dios, llegaré a ser más diferente del mundo y semejante a Cristo.
               Si usted continúa no viendo hermosura en Cristo, ni atractivos en
               la verdad, amará al mundo, al cual yo no puedo amar, mientras yo
               amaré las cosas de Dios que usted no puede amar...

                    Usted no será feliz; sentirá celos por el afecto que entrego a Dios;
               y yo igualmente me sentiré aislada por mis creencias religiosas.
               Cuando sus opiniones cambien, cuando su corazón responda a las
               exigencias de Dios y usted aprenda a amar a mi Salvador, entonces
               podremos renovar nuestras relaciones”.

                    El creyente hace así por Cristo un sacrificio que su conciencia
               aprueba, y que demuestra que aprecia demasiado la vida eterna
               para correr el riesgo de perderla. Siente que sería mejor permanecer
               soltero que ligar sus intereses para toda la vida a una persona que
               prefiere el mundo a Cristo...
                    ¿Podrá aquel que busca gloria, honra, inmortalidad y vida eterna,

               unirse con otra persona que rehusa alistarse con los soldados de
               la cruz de Cristo? Vosotros, los que profesáis elegir a Cristo como
               vuestro maestro y obedecerle en todas las cosas, ¿habréis de unir
               vuestros intereses con personas regidas por el príncipe de las po-
               testades de las tinieblas? “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de

               concierto? Amós 3:3...
                    Centenares de personas han sacrificado a Cristo y el cielo al
               casarse con personas inconversas. ¿Pueden conceder tan poco valor
               al amor y a la comunión de Cristo que prefieren la compañía de
        [82]   pobres mortales?    4.


                           La carta dirigida a Rosa, trata del problema quizás
                      más peligroso para una joven—el casarse con un incré-

                      dulo. Este asunto es ciertamente uno de los obstáculos
                      más serios para un matrimonio cristiano feliz.


                           El punto que Elena de White considera con Rosa,
                      lo debiera tomar seriamente en cuenta cada señorita—
                      no escuchar promesas. La cuestión del compromiso

                      espiritual se establece mejor antes del matrimonio, no
   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88   89