Page 203 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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ga  Perseo.  Abre  la  puerta,  le  saludan,  entra.  Polidectes  se
       pregunta qué va a ocurrir.
           Mientras  todos  los  invitados están sentados o reclina­
       dos,  Perseo  permanece  de  pie.  Agarra entonces  de su  zu­
       rrón  la  cabeza  de  Medusa,  la  saca,  la  enarbola  en  lo  alto
       del  brazo,  desviando  su  mirada  hacia  otro  lado,  hacia  la
       puerta.  Todos  los  comensales  se quedan inmovilizados  en
       la posición exacta en que se hallaban. Algunos estaban be­
       biendo, otros hablando, otros tenían la boca abierta, o los
       ojos clavados en Perseo. Polidectes muestra una actitud de
       sorpresa.  Todos  los  participantes  en  el  banquete  se  han
       convertido en  cuadros o estatuas.  Se transforman en  imá­
       genes mudas y ciegas, el reflejo de lo  que eran  cuando vi­
       vían.  Perseo devuelve entonces la cabeza con el ojo terrorí­
       fico  a su zurrón.  En ese momento,  puede  decirse que,  en
       cierto modo, ha terminado la historia de Medusa.
           Queda  el  abuelo,  Acrisio.  Perseo  sabe  que  éste  se  ha
       portado  mal  con  él  porque  creía  que  su  nieto  provocaría
       su muerte. Se le ocurre un modo de hacer las paces con él.
       Así que parte  en  compañía de Andrómeda,  Dánae y  Dic­
       tis  hacia Argos,  donde Acrisio,  advertido  que  el  pequeño
       Perseo se ha hecho un hombre, ha realizado grandes haza-
       ñas y está  a punto  de  llegar a la  ciudad,  muerto  de  mie­
       do,  se  dirige  a  una  población  vecina  donde  se  celebran
       unos juegos.
           Cuando  Perseo llega a Argos, le anuncian que Acrisio
       ha ido a participar en unos juegos.  Concretamente,  en un
       concurso  de lanzamiento  de disco.  Se traslada a la pobla­
       ción  vecina,  donde  invitan  a  concursar  al  joven  Perseo,
       que es guapo y bien plantado, y está en la flor de la edad.
       Entonces coge su disco y lo lanza.  Por casualidad,  el disco
       cae encima de Acrisio y le causa una herida que le provoca
       la muerte.  Perseo no se decide a ocupar el trono de Argos,
       que  le  corresponde.  No  le  parece  correcto  suceder  al  rey

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