Page 199 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
P. 199

cabeza:  en los  pies,  las  sandalias;  en  la cabeza,  el  casco de
        la invisibilidad; la kybissis a la espalda, y la hoz en la mano.
        Así que vuela hacia las Gorgonas.
            ¿Quiénes son  las Gorgonas? Son seres cuya naturaleza
        implica rasgos absolutamente contradictorios,  seres mons­
        truosos.  Su  monstruosidad  consiste  en  presentar  un  con­
        junto  de  rasgos  que  son  incompatibles  entre  sí.  En  parte
        inmortales,  dos  de  las  hermanas,  y  mortal la  tercera.  Son
        mujeres,  pero su cabeza está erizada de espantosas serpien­
        tes,  que lanzan  miradas  salvajes;  cargan  sus  hombros  con
        inmensas  alas  doradas  que les  permiten  volar como  pája­
        ros, y sus manos son de bronce.  Conocemos algo mejor la
        cabeza,  una cabeza extraordinaria. A un tiempo masculina
        y femenina, es espantosa, aunque se hable a veces de la be­
        lla Medusa o  de  las  hermosas  Gorgonas.  En  las  imágenes
        que  las  representan,  se ve  que  tienen  barba.  Pero  no  por
        ser  barbudas esas  cabezas  son humanas,  ya  que  al  mismo
        tiempo  tienen  una dentadura  bestial,  dos largos  colmillos
        de jabalí que  asoman fuera  de su boca,  abierta en  un  ric­
        tus,  con  la  lengua  proyectada  hacia  el  exterior.  De  esa
        boca torcida sale  una especie de aullido  terrible,  como  de
        un bronce golpeado, que paraliza de terror a quien lo oye.
            Los  ojos  son  muy  especiales.  Tienen  la  propiedad  de
        que  quienquiera  que  los  mire  se  convierta  al  instante  en
        piedra. Todo lo que constituye la vida, la movilidad, la fle­
        xibilidad,  la ligereza,  el calor,  la suavidad del cuerpo,  todo
        se convierte en piedra.  No se afronta únicamente la muer­
        te,  sino  una  metamorfosis  que  nos  hace  pasar  del  reino
        humano  al  mineral,  y,  por  tanto,  a  lo  más  contrario  al
        mundo humano.  Es algo a lo que no se puede escapar. Así
        pues,  la  dificultad  consistirá,  para  Perseo,  en  descubrir,
        por una parte, cuál de las tres cabezas de las Gorgonas tie­
        ne que cortar,  y después  en no cruzar en ningún  momen­
        to  su  mirada  con  ninguna  de  las  tres.  Concretamente,


        202
   194   195   196   197   198   199   200   201   202   203   204