Page 195 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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LA PERSECUCIÓN DE LAS GORGONAS
El rey Polidectes preside la mesa. Ha dado como pre
texto para ese banquete su supuesta intención de casarse
con Hipodamía. Para poder casarse con ella, debe ofrecer
a los que tienen autoridad sobre la joven suntuosos rega
los, objetos preciados. Toda la juventud de Sérifos está
presente, y, evidentemente, también Perseo. En el trans
curso de la comida, todos hacen alardes de generosidad y
nobleza. El rey pide que le traigan, sobre todo, caballos.
Hipodamía es una joven enamorada de la equitación; si se
le ofrece una caballeriza entera, su corazón se rendirá.
¿Qué hará Perseo para impresionar tanto a sus jóvenes ca
maradas como al rey? Manifiesta que él no se limitará a
traer una yegua, sino todo lo que el rey quiera, por ejem
plo, la cabeza de la Gorgona. Lo dice sin pensárselo dema
siado. A la mañana siguiente, cada invitado trae al rey el
regalo prometido; Perseo se presenta con las manos vacías
y se muestra dispuesto a traer también él una yegua, pero
el rey le dice: «No, tú me traerás la cabeza de la Gorgona.»
No hay manera de escaparse: si no cumple su palabra, se
le caerá la cara de vergüenza. No hay manera de eludir
una promesa, aunque haya sido una jactancia. Ya tene
mos, pues, a Perseo obligado a traer la cabeza de la Gorgo
na. No olvidemos que es hijo de Zeus; cuenta con la sim
patía y el apoyo de cierto número de divinidades, en
especial de Atenea y Hermes, dioses inteligentes, sutiles y
desenvueltos, que cuidarán de que la promesa sea cumpli
da. Así pues, Atenea y Hermes colaboran con el joven en
la hazaña que tiene que realizar. Le exponen la situación:
para conseguir llegar hasta las Gorgonas hace falta, en pri
mer lugar, saber dónde se encuentran. Ahora bien, nadie
lo sabe.
Son unos monstruos espantosos, tres hermanas que
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