Page 200 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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tiene que cortar la cabeza de Medusa sin cruzar la mirada,
cara a cara, con ella, sin entrar en su campo de visión. En
la historia de Perseo, la mirada desempeña un papel consi
derable: en el caso de las Grayas, se trataba únicamente de
tener una mirada más rápida que la de los monstruos.
Pero cuando se mira a una Gorgona, cuando se cruza la
mirada de la Medusa, sea rápida o lenta, lo que se ve refle
jado en los ojos del monstruo es a uno mismo convertido
en piedra, a uno mismo transformado en una cara del Ha
des, un semblante de muerte, ciego, sin mirada.
Perseo jamás lo habría conseguido si Atenea no le hu
biera prodigado sus consejos y brindado una ayuda consi
derable. Le ha dicho que tenía que llegar desde arriba, ele
gir el momento en que las dos Gorgonas inmortales están
reposando, con lo que habrán cerrado los ojos. En cuanto
a Medusa, hay que cortarle la cabeza sin caer jamás bajo
su mirada. Para conseguirlo, en el momento de empuñar
la hárpe, hay que desviar la cabeza hacia el otro lado. Pero
¿cómo saber la manera de cortarle la cabeza si hay que mi
rar al otro lado? Sin mirarla, no sabremos dónde está, y se
corre el peligro de cortar un brazo o cualquier otra parte
del cuerpo de Medusa. Así pues, es imprescindible, al
igual que con las Grayas, saber exactamente a un tiempo
dónde asestar el golpe, garantizar una mirada precisa,
exacta e infalible, y, a la vez no ver, en el blanco buscado,
el ojo petrificador de que dispone.
Nos tropezamos con una paradoja total. El problema
es resuelto por Atenea, que descubre la manera de colocar
su hermoso escudo pulimentado de forma que, sin cruzar
su mirada con la de Medusa, Perseo vea con claridad su
reflejo en la hoja de su arma, bruñida como un espejo,
para conseguir asegurar el golpe y degollarla como si la
viera directamente. Le corta la cabeza, la coge, la mete en
el kybissis, lo cierra y se marcha.
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