Page 128 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 128
convenía, procurase concertarlas, y el concierto que se hiciese diese por
sentencia en nombre del Inca, que quedase por ley inviolable, como pro-
nunciada por el mismo Rey. Cuando el juez no podía concertar las partes,
daba relación al Inca de lo que había hecho, con aviso de lo que convenía
a cada una de las partes y de lo que ellas dificultaban, con lo cual daba el
Inca la sentencia hecha ley, y cuando no le satisfacía la relación del juez,
mandaba se suspendiese el pleito hasta la primera vista que hiciese de aquel
distrito, pata que, habiéndolo visto por sus ojos, lo sentenciase él mismo.
Esto tenían los vasallos por grandísima merced y favor del Inca.
CAPITULO XIV
LOS RECURSOS DABAN CUENTA DE LOS QUE
NACIAN Y MOR/AN
V OLVIENDO A los caporales o decuriones, decimos que, demás de los
dos oficios que hacían de protector y fiscal, tenían cuidado de dar
cuenta a sus superiores, de grado en grado, de los que morían y nadan
cada mes de ambos sexos, y por consiguiente, al fin de cada año, se la
daba al Rey de los que habían muerto y nacido en aquel año y de los que
habían ido a la guerra y muerto en ella. La misma ley+' orden había en la
guerra, de los cabos de escuadra, alférez, capitanes y maeses de campo y el
general, subiendo de grado en grado: hacían los mismos oficios de acusador
y protector con sus soldados, y de aquí nacía andar tan ajustados en la
mayor furia de la guerra como en la tranquilidad de la paz y en medio de
la corte. Nunca permitieron saquear los pueblos que ganaban, aunque los
ganasen por fuerza de armas. Decían los indios que por el mucho cuidado
que había de castigar los primeros delitos, se excusaban los segundos y ter-
ceros y los infinitos que en cada república se hacían donde no había dili-
gencia de arrancar la mala yerba en asomando a nacer, y que no era buen
gobierno ni deseo de atajar males aguardar que hubiese quejosos para cas-
tigar los malhechores, que muchos ofendidos no querían quejar por no
publicar sus infamias y que aguardaban a vengarse por sus manos, de lo
cual nacían grandes escándalos en la república, los cuales se excusaban con
velar la justicia sobre cada vecino y castigar los delitos de oficio, sin guardar
parte quejosa.
Llamaban a estos decuriones por el número de sus decurias: a los pri-
meros llamaban Chunca Camayu, que quiere decir el que tiene cargo de
diez, nombre compuesto de chunca, que es diez, y de camayu, el que tiene
89